La inmesa cantidad de bardas que han aparecido en los últimos días con nombres de perfiles políticos no es casualidad, es un beneficio inapropiado de los que tienen dinero frente a otros que buscan la misma posición pero no tienen ni los recursos ni los medios para colocarse en un espacio de publicidad.

Así lo explicó el abogado postulante Luis Rosete, especialista en materia electoral quien detalló que muchas y muchos políticos empiezan a ocupar este recurso porque en teoría no es su responsabilidad, sino la de los dueños de los espacios publicitarios.

Dijo que si bien algunos son espacios particulares, los hechos y conductas siempre deben estar valoradas en el contexto real, con todos los elementos que circunscribe la propaganda, como, nombres, colores, lugares, contenido preponderante y sobre todo, la intencionalidad del mensaje.

El también asesor de candidatos, desglosó para El Popular, periodismo con causa, sobre el fenómeno que está de moda en la política actual: las bardas y los espectaculares, los cuales deberían de ser fiscalizados.

Ante la escasa revisión de la autoridad, dijo que la probabilidad de no ser sancionados es amplia, especialmente en el ámbito local, porque tradicionalmente en los tribunales locales se valoran las conductas a la luz del espacio temporal que no corresponde a un proceso electoral.

Señaló que son pocos los funcionarios que tienen un entendimiento más allá de los simple y fácil que genuinamente intentan desarrollar soluciones jurídicamente sofisticadas.

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“El sistema siempre jurídico siempre dependerá del factor humano donde la preparación y disposición de los servidores públicos es esencial. El problema radica en los limites presupuestales de las instituciones para la profesionalización y capacitación de sus funcionarios, incluso los de más alto nivel”, narró Rosete.

Comentó que en la actualidad los actores políticos locales y nacionales están aprovechando el contexto temporal previo al inicio del proceso electoral, para posicionar sus perfiles, mediante la pinta de bardas y espectaculares, con ello, pretenden ventajas indebidas que pocas veces encuentran limites en la actuación de las autoridades, especialmente las locales.

El abogado asegura que, desde el ámbito de las autoridades, falta ampliar y avanzar en los criterios para la aplicación de la ley.

Por otro lado, los actores políticos, hace falta desplegar conductas que revelen una autentica intención de participar y cumplir las reglas, para ello, una vez que tengan conocimiento de conductas llevadas a cabo por terceros, sin su consentimiento, tienen el de denunciar y deslindarse de los beneficios que le reporta la propaganda que lo identifica.

Concluyó que “el caso de la propaganda en bardas, espectaculares y revistas, constituye una simulación de actos y un abuso de derechos, que se vuelve más grave tratándose de actores políticos que ostentan un cargo público del cual buscan obtener una ventaja frente a otros aspirantes al mismo cargo.”