A partir del 1 de enero de 2026, el salario mínimo en México aumentará 13%, pasando de 278 a 315.04 pesos diarios; 36 pesos más al día. Aunque el anuncio generó reacciones positivas entre las y los poblanos, también despertó preocupación por una posible inflación en la canasta básica y por el riesgo de enfrentar mayor carga laboral. También puedes leer: En 2026, poblanxs ganarán 36 pesos más diarios y, en 2030, trabajarán 8 horas menos Tras el anuncio realizado por la presidenta Claudia Sheinbaum en la conferencia matutina del miércoles, personas entrevistadas señalaron que el incremento representa un alivio para su economía cotidiana;Comentaron que “estos 36 pesos diarios sí ayudan”, sobre todo para cubrir gastos de transporte o generar un pequeño ahorro. Sin embargo, también advirtieron que el beneficio podría diluirse si los precios aumentan en los próximos meses. En entrevistas para El Popular, periodismo con causa, la mayoría expresó una mezcla de escepticismo y esperanza.
Aun así, muchas personas mantienen expectativas positivas y confían en que sus derechos laborales serán respetados con la entrada en vigor de la medida. ¿Cuáles son las principales preocupaciones del aumento al salario mínimo?Otra preocupación recurrente fue la relación entre los empresarios y los trabajadores. Algunas personas señalaron que la falta de sensibilidad de ciertos empleadores podría disminuir el impacto del aumento. Un entrevistado comentó: “Es difícil que los empresarios lo respeten, son personas adineradas, no entienden que esos 36 pesos son de ayuda, es conocido que te pagan más pero trabajas lo doble”, reflejando un sentimiento extendido sobre la precarización laboral y la desconfianza hacia el sector patronal. Aunque la percepción general es que el incremento es positivo, persiste el temor de que se traduzca en más presión y menos estabilidad para quienes ya enfrentan condiciones laborales complicadas. Entre el optimismo y la cautela, las y los poblanos coinciden en que el verdadero impacto del aumento dependerá de cómo lo implementen las empresas y de la evolución de los precios en los próximos meses. Sector empresarial muestra incertidumbre ante el aumentoEn un un sondeo realizado a empresarias y empresarios, del cual 88% corresponde a micro y pequeños negocios, reveló la preocupación que genera el reciente incremento del 13% al salario mínimo anunciado para 2026. El estudio muestra que la mayoría de quienes participaron opera con márgenes limitados y enfrenta condiciones económicas cambiantes. De acuerdo con los resultados, 6 de cada 10 personas consultadas consideran que el aumento tendrá un efecto negativo en la operación de sus negocios. Entre los principales temores se mencionan el encarecimiento de insumos, la reducción de utilidades y la posibilidad de no poder sostener la plantilla laboral bajo las nuevas condiciones salariales. A pesar de estas percepciones, la mayoría coincidió en que el incremento previo al salario mínimo no generó efectos ni positivos ni negativos. Este matiz, señalaron, se debió en parte a que dicho ajuste se dio en un contexto de estabilidad relativa, además de que algunos negocios ya habían implementado mejoras salariales por iniciativa propia. Las y los entrevistados coincidieron en que cualquier modificación salarial debería ajustarse al comportamiento de la inflación, pues existe incertidumbre sobre la capacidad real de las empresas para absorber el aumento sin afectar su sostenibilidad. El reto, afirmaron, no es oponerse al alza, sino garantizar que las medidas económicas vayan acompañadas de apoyos y condiciones que eviten presiones adicionales al sector productivo. ¿Qué medidas tomará el empresariado ante el aumento del salario mínimo? Entre las medidas que consideran más probables ante el incremento se encuentran aumentar precios de productos y servicios, congelar nuevas contrataciones y reducir beneficios o prestaciones laborales. Aunque ninguna de estas acciones es deseable, reconocen que podrían ser necesarias para evitar cierres o recortes más severos. Las personas consultadas expresaron una visión mayoritariamente crítica sobre el aumento salarial y la reducción de la jornada laboral, al considerar que ambas medidas representan un doble impacto negativo para empresas que ya operan en condiciones complicadas. Señalaron que el incremento del 13% al salario mínimo es visto como una decisión populista y sin planeación, que no atiende la productividad ni se alinea con la inflación, y que podría derivar en mayores costos, cierres de negocios, pérdida de poder adquisitivo y menor inversión.
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