Don Andrés, el vendedor de periódicos de la avenida 43 oriente

Don Andrés se ha hecho de muchos amigos en la ciudad; quién recorre las calles a través de bulevar 5 de mayo lo puede reconocer.

Sobre el bulevar 5 de mayo y la avenida 43 oriente, trabaja Don Andrés Lázaro Ramiro; un hombre de 50 años que se ha convertido en una cara conocida por los conductores y transeúntes que recorren el bulevar. 

Y es que es muy notorio recorrer el la avenida 43 oriente y ver a un hombre arriba de una avalancha, vendiendo periódicos, cigarros o chicles.

Don Andrés se ha hecho de muchos amigos en la ciudad; quién recorre las calles del bulevar, y antes, quienes recorrieron la glorieta de la Fiscalía General del Estado (FGE), lo cual le ha generado apoyos que no esperaba. 

Cómo cambiar su avalancha, la cual le servía como silla de ruedas, y es que hace cinco años los mismos automovilistas le consiguieron la silla de ruedas en la que actualmente se le puede ver. 

Don Andrés tiene dos hermanos, uno de ellos trabaja vendiendo frutas y verduras en una carretilla y su hermana se dedica a ser costurera en una fábrica. Los tres llevan el sustento a su casa donde su madre, una mujer de 70 años. 

“Me dicen que me quedé en la casa, pero si me quedo, luego no hay comida en la casa y ahorita ya esta todo muy caro y no me gusta estar sin hacer nada,” explicó. 

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Él llega a su punto de trabajo desde su casa, en la Colonia Guadalupe Victoria, allá por la China Poblana. Su hermano lo lleva y lo deja en el punto desde las 8 de la mañana y lo recojo a las 7 pm. 

El nos comenta qué hay de todo, gente trovera que solo le hace malas caras, pero también gente buena que hasta le hace platica en lo que cambia el semáforo.

Don Andrés siempre ha estado en silla de ruedas o sobre sus manos, pues nació con una deformidad en sus piernas. Con el tiempo los doctores decidieron que cortarle las piernas era la mejor opción o sufríria de fuertes dolores y no podría caminar. 

Desde los 13 años, ya no contaba con sus extremo, sin embargo, decidió continuar y salir y apoyar a su madre. Primero, un joven Andrés aprendió a usar sus manos como forma para trasladarse, y luego se las ingenió para adaptar una avalancha o patineta grande para moverse mejor. 

A esta patineta o avalancha le acomodo un pedal de bicicleta para avanzarle hacia adelante o hacia atrás, y hasta tenía un freno para no moverse mientras los carros avanzaran. 

¿Tú has visto a Don Andrés cuando recorres el bulevar?

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