Michael Phelps who? Conoce a Emma McKeon, la nadadora que hace historia al ganar 7 medallas en unos Juegos Olímpicos

Se convirtió en la mujer que más medallas obtuvo en Natación en la historia de unas olimpiadas.

Una leyenda de la natación, en eso se convirtió Emma McKeon en Tokio 2020. La australiana de 27 años sorprendió a su disciplina al volverse en la única nadadora que ha logrado siete preseas en unos mismos Juegos Olímpicos.

La reina de la Natación ganó cuatro oros: 100 y 50 metros estilo libre (individuales) además de los 4x100 combinados y 4x100 libres (por equipo); y sumó tres bronces: 100 metros mariposa (individual), así como en relevos 4x100, combinados mixtos y 4x200 libres (por equipo).

McKeon se presentó al último día de competencias del Centro Acuático de Tokio para participar en sus 2 pruebas finales. Durante los 50 metros Estilo Libre la australiana consiguió el Oro con un tiempo espectacular de 23:81, rompiendo su propio récord olímpico de 24:00 que estableció el día anterior.

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En la historia de la natación de su país, McKeon suma 11 preseas olímpicas tras las cuatro logradas en Río 2016. En total tiene cinco oros, dos platas y cuatro bronces, con los que ya superó a Leslie Jones e Ian Thorpe. A nivel internacional, ahora solo se encuentra detrás de las 12 medallas que consiguió la estadounidense Jenny Thompson entre Barcelona 1992 y Atenas 2004.

Solamente otra mujer había logrado siete medallas en unos mismos Juegos Olímpicos, pero no en la natación. Se trata de la soviética Maria Gorokhovskaya, quien en la edición de Helsinki 1952 sumó dos oros y cinco platas en gimnasia artística.

La disciplina lo es todo

Nada de esto habría sido posible si le hubiese hecho caso a su rebeldía adolescente, cuando por un enojo estuvo a punto de abandonar la natación.

A los 17 años, en Australia, cargaba con el legado de su hermano, padres y uno de sus tíos, todos nadadores de calidad. Cuando compitió por una plaza para Londres 2012, los resultados no la favorecieron, al no dar la marca para el equipo australiano, mientras su hermano sí fue parte de la delegación.

Tras este suceso, decidió dejar de nadar: “Estaba realmente molesta cuando me perdí la participación, porque mi hermano lo logró y nuestro otro compañero de entrenamiento, Jarrod Poort, también lo hizo en 1,500 metros. Me enojé mucho, dejé de nadar. Sabía que quería ir a unos Olímpicos, pero no quería esperar otros cuatro años, así que pensé: simplemente pararé”.

Fue hasta que vio a su hermano en acción en Londres, que entendió que la disciplina es clave para llegar a ser uno de los mejores del mundo: “Supongo que sabía que tienes que ir a entrenar todos los días y hacer todo correctamente para poder rendir al nivel en el que quería hacerlo”.

Y a menos de un año de abandonar el deporte, regresó, esta vez para trabajar con constancia. Volviéndose en una leyenda de la natación

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