Ustedes aguantan el dolor menstrual: desigualdad en atención médica entre hombres y mujeres

Existen estigmas en torno al dolor que experimentan las mujeres en comparación con los hombres, lo que llega a minimizar el dolor que experimenta el sexo femenino.

Diferenciación sexual del dolor
Freddy Angón Diferenciación sexual del dolor

La vecindad Podcast

Memorias del Crimen

La menstruación es un proceso biológico por el cual mujeres y personas menstruantes atraviesan a lo largo de su vida. Cada persona experimenta la menstruación de manera distinta, por lo que los tratamientos para el dolor son variados y diversos; sin embargo, en muchas ocasiones, este dolor es visto como algo natural, lo que provoca su invisibilización.

Existen estigmas en torno al dolor que experimentan las mujeres en comparación con los hombres. Frases como "Las mujeres aguantan más el dolor" o "El dolor es parte de la vida de las mujeres" contribuyen a normalizar y minimizar el sufrimiento femenino.

Un estudio realizado por Mika Guzikevits y Alex Gileles-Higel, publicado en la revista WIRED, recopiló datos que evidencian la subestimación del dolor en las mujeres. Según los resultados, existe un sesgo en la prescripción y tratamiento del dolor, tanto en el personal médico como en el de enfermería, independientemente del género del profesional.

La investigación revela que las mujeres tienen un 10% menos de probabilidad de ser atendidas en consulta en comparación con los hombres. Además, se observó una preferencia hacia los hombres al momento de asignar turnos de consulta, lo que resulta en tiempos de espera más largos para las mujeres, quienes en algunos casos esperan hasta 30 minutos más.

Embed from Getty Images

Sesgos en la percepción del dolor

El estudio subraya que el sesgo sobre quién puede soportar más el dolor tiene raíces en experimentos controlados en los cuales la única diferencia en la percepción del dolor se atribuía al sexo, lo que llevó a la errónea percepción de que los hombres experimentan más dolor.

Sin embargo, estos experimentos no demostraron con certeza las diferencias en la escala de dolor según el sexo. Además, aunque el dolor se mide tradicionalmente en una escala del uno al diez, no existe una forma objetiva de cuantificarlo, ya que es una experiencia altamente subjetiva.

El dolor no solo depende del sexo, sino también del contexto cultural, el estado emocional e incluso el contexto económico. Estas variables demuestran que la diferenciación basada únicamente en el sexo perpetúa discursos de desigualdad en la atención médica para las mujeres.