Felipe Isaac Rodríguez Alonso tiene 23 años y todas la ganas de poder terminar sus estudios. El quiere ser contador- le gustan mucho los números- pero no ha sido fácil llegar a cumplir su meta. Por eso salió a las calles del Centro Histórico de la ciudad Puebla  a vender dulces y poder juntar lo suficiente para continuar con su sueño.

Los problemas económicos por los que pasa él y su familia, no han dejado que el joven culmine su carrera universitaria, y es que, con este ya sería el tercer intento para poderla comenzar.

Felipe es un chico muy inteligente, pues las tres veces que ha presentado el examen de admisión en la Benemérita Universidad de Puebla (BUAP) ha logrado quedar, hazaña que no es fácil de lograr; la primera vez fue en la licenciatura en mecatrónica, aunque no logró inscribirse, pues no logró juntar el dinero suficiente para pagar la inscripción. 

El joven de 23 años es el mayor, le sigue su hermano José Geovani Rodríguez Alonso de 15 años quien pasó a la prepa recientemente y quien lo acompaña en su sueño por un mejor futuro. Juntos viven con su mamá en la comunidad de San José Carpintero rumbo a Tepeaca. Esta se encuentra a dos horas en camión. 

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Felipe nos contó que su mayor preocupación es poder encontrar un trabajo de medio tiempo para poder mudarse a la capital poblana y poder mantener sus gastos escolares y personales. Pues recordó  que durante uno de sus  intentos no logró mantener los costos de los pasajes para poder llegar a la universidad; pagaba 70 pesos de ida y vuelta de lunes a viernes. Aunado a esto tenía que levantarse a las 5 de la mañana para poder alcanzar a llegar a su primera clase a las 7 de la mañana. 

Felipe decidió salir a la calle a vender dulces; vende pequeños empaques con cacahuates japoneses, garapiñados o gomitas, todos a 10 pesos. 10 pesos que le permitieron pagar su ficha de inscripción y ahora espera juntar lo suficiente para traslados en lo que acude a sus entrevistas de trabajo y poder pagar el alquiler de un cuarto económico en la capital poblana. 

Anteriormente el joven contaba  con un trabajo de medio tiempo en su comunidad, era mesero y repartidor, el cual  le había permitido apoyar a su familia, y con el que compra  los dulces que ahora vende al rededor del Zócalo de la capital poblana.

Durante este fin de semana el joven se viralizó en redes sociales con un video, en el cual le pide a la ciudadanía comprar sus dulces para poder culminar sus estudio. Esto ha conmovido a algunos ciudadanos pues Felipe aseguró que, gracias a los videos, hay personas que lo han buscado para ofrecerle alguna clase de apoyo y hasta entrevistas de trabajo.

Así que si estás en la zona del Centro Histórico entre el viernes, sábado o domingo y ves a Felipe y a su hermano vendiendo sus dulces, no dudes en comprar una bolsita o dos, recuerda que son bolsitas llenas de sueños de superación.