Recordemos que en septiembre de 2020, Jonas Deichmann salió de Munich, Alemania, con el objetivo de recorrer el mundo.

El alemán está a punto de cumplir su meta de dar la vuelta al mundo combinando las tres especialidades de su deporte: la natación, la carrera a pie y el ciclismo.

En el inicio de su recorrido por Europa, el alemán cambió su ruta en algunas ocasiones como consecuencias de las restricciones por la COVID 19, pero, según reconoció, en México tuvo más libertad y pudo conocer mercados y lugares poco concurridos por los turistas.

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Originalmente el recorrido americano sería por Estados Unidos, pero debido al cierre de fronteras, cambió su brújula hacia aires más sureños. 

Apodado como el "Forrest Gump alemán", por la gorra de Bubba Gump que le ha acompañado durante el recorrido y por la barba larga que luce tras un año de travesía, culminó este pasado 4 de octubre en Cancún su proeza agotado tras haber completado 120 maratones en sólo 4 meses de su viaje.

“Aquí en México es increíble cómo la gente me trató, cuando salí de Tijuana, nadie me conocía, corrí solo y después llegaron más y más. A veces tuve muchos corredores a mi lado y recibimientos en las ciudades”, aseveró.

Una de las imágenes más divulgadas de Deichmann en México es cuando corre en una carretera y se le unen decenas de personas, como sucedió en la película con Forrest Gump. También cabe recordar que el atleta pasó por Puebla, recorriendo varias ciudades de la entidad y teniendo la oportunidad de probar el famoso Chile en Nogada poblano, destacándolo como su platillo predilecto a través del recorrido por el país. 

Su familia y un merecido descanso le esperaban en el Caribe. Aunque aún tiene pendiente volver a Europa en barco, y una vez en Lisboa coger una bicicleta para recorrer los 4.000 kilómetros hasta llegar hasta Munich, la ciudad alemana donde reside. 

A lo largo de todo este periplo no ha sido asistido por vehículos de apoyo, ya que el aventurero busca hacerlo todo en régimen de autosuficiencia. Uno de sus objetivos es no dejar prácticamente huella de su paso en el planeta y por eso rehuye de transportes que no se ayuden de la tracción humana o como en el caso de los veleros, de la ayuda natural del viento.

Es por eso que lleva arrastrando un "carrito" que con su equipo de supervivencia, que pesa alrededor de 14 kilos. 

Jonas trabaja con una ONG que regalará bicicletas a niños africanos, con dificultades para trasladarse a la escuela porque las distancias son muy largas.

Es esta la motivación del triatleta, ya que por cada kilómetro que recorra, ya sea nadando, caminando o en bicicleta, un euro será donado por la ONG para comprar bicicletas y donarlas a niños en el continente africano, y así puedan trasladarse a sus escuelas. 

Su odisea resulta inspiradora y sorprendente para quienes han tenido la oportunidad de acompañarlo a través de partes del trayecto.