Artistas urbanos defienden el graffiti como arte en Puebla

Los graffitis son obras quizá limitadas en su temporalidad, pero con un impacto digno de cualquier museo y galería.

Artistas urbanos defienden el graffiti como arte en Puebla
David Ruiz Artistas urbanos defienden el graffiti como arte en Puebla

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Los muros de las ciudades cuentan historias, las de sus habitantes, quienes usan las paredes y cualquier espacio público como un lienzo para dejar un testimonio de su pensamiento y circunstancias. 

Para algunos, “rayar” las paredes significaría un acto grotesco.  Sin embargo, a través del graffiti, el arte visual callejero, existe una dimensión más allá del mero trazo.   

El graffiti puede describirse a través de sus elementos técnicos, aportes artísticos y dimensiones sociales. Ya sea como una disciplina del arte urbano, como elemento de protesta e incluso como vertiente de la importada y tropicalizada cultura Hip-hop. 

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Se refleja en obras, quizá limitadas en su temporalidad, pero con un impacto digno de cualquier museo y galería. Los temas son profundos, las composiciones impactantes.  

En entrevista para el Popular, periodismo con Causa, Gustavo Valencia, artista poblano también conocido como No Tengo Cuerpo (NTC), nos comparte su percepción sobre el arte urbano:  

“El arte público es algo antiguo y común en las civilizaciones. La arquitectura y la traza de las ciudades ya puede considerarse un arte. Por otra parte, el arte urbano podría surgir en el renacimiento con la planeación de ciudades. Actualmente se consideran manifestaciones de arte público al graffiti, la protesta social, la publicidad, el arte efímero y más estilos de intervención de espacio público”, plantea el maestrando en Ordenamiento Territorial por la BUAP.  

“En Puebla, el arte urbano ha estado presente desde su fundación, por ejemplo, en su traza renacentista y los edificios de distintos órdenes artísticos, siendo el barroco y el neoclásico los más complejos” continúa el también autor de varios tomos de poesía.  

 

 

 

 

 

Las intervenciones del arte urbano en murales comienzan por el 2010 en los barrios de la ciudad de Puebla, siendo proyectos que buscaban beneficiar a la población, y a los artistas, con participación de particulares y gobierno. “Aunque, a decir verdad, muchas veces esto termina generado más filtros a la participación” opina el artista. 

“El graffiti tiene una historia propia, que como tal se origina en Estados Unidos. Actualmente en cada región del mundo hay grupos, crews o escritores que aportan algo nuevo o tienen una interpretación distinta. Por ello es relevante rastrear la historia de estas corrientes artísticas”, dice NTC. 

Añade la distinción de que “son cosas distintas el Arte urbano, el Graffiti, el Street art, el Arte público, el Vandalismo o la Protesta. Aunque visualmente estén presentes en un mismo muro y no sea fácil distinguirlas las unas de las otras, ya que cada una también proviene de motivaciones y causas distintas”.  

El arte urbano 

A pesar de la aversión latinoamericana de apropiarse de términos como “cultura hip-hop”, el arte en manifestaciones como el graffiti, el rap, el breakdance o los DJ’s tienen la particularidad de compartir el mismo espacio, las calles y espacios públicos, así como otras manifestaciones culturales como los bailes y ferias, más “tradicionales”.  

Es por esto por lo que cuentan con una dimensión y construcción social diferentes a otras artes que suceden dentro de las academias, foros y museos.  Sus historias y narraciones son distintas, pero comparten el poder de reunir comunidades artísticas para desarrollar su obra.  

Un claro ejemplo en Puebla sucede en el barrio del Refugio de la ciudad de Puebla. Alrededor del año 2010 comienzan a intervenirse los muros a través de convocatorias abiertas a la comunidad dedicada a esta disciplina. 

Joel Reyes, el Warrior, consolidó el festival cultural El Refugio, como un festival de graffiti en el barrio, realizando anualmente el evento junto con la fiesta patronal del barrio de Nuestra Señora del Refugio”, dice NTC.  

 

 

 

 

 

Visitando un concurso de graffiti realizado en el barrio de El Refugio, tuvimos la oportunidad de platicar con más artistas de la disciplina.  

“Mi carrera empezó haciendo graffiti ilegal, de ahí fui evolucionando, aprendiendo técnicas”, nos comenta el mismo Joel Reyes. “Entré a la escuela de artes y eso me llevó a abrirme más en el campo del arte. Ahora ya vivo del graffiti, de la pintura. Hago un festival que tiene más de doce años, el Festival Cultural el Refugio, que tiene la finalidad de crear espacios a través de su rescate por medio del graffiti”.  

En espacios como estos festivales, concurren todos los elementos del arte urbano: su sonido, su visión, su corporalidad y discurso.  

Raperos improvisan sobre temas sociales al ritmo de una melodía funky, a la vez que los muros son intervenidos por grafiteros con imágenes impresas casi inspiradas en un realismo mágico y/o trágico, para que después los b-boys tomen la plaza al son de una cumbia rebajada con la que giran de cabeza en el concreto.   

Quizá no todos los espacios en los que se llevan a cabo festivales, concursos o donde se abra un muro para el graffiti, sean iguales. Y aún así no dejan de ser eventos en el que la comunidad de la zona se hace presente para atestiguarlos.  

“A veces consideran al graffiti como algo de "bajo nivel". Pero existe un proceso en la evolución del grafitero, que es empezar "rayando”, después haciendo unas bombas, después una producción, luego un mural. Así se forma el grafitero”, nos explica el Warrior.  

 

 

 

 

 

"Me gusta aportar de las influencias que he adquirido en los 26 años que me he dedicado a esto. Empecé como grafitero ilegal y de ahí le encontré el gusto al Arte más formal", nos comparte por su parte el maestro Yezka DLR. "Me gusta aportar a las nuevas generaciones que tienen la inquietud de aprender algo nuevo" menciona el artista de 45 años. 

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Yezka DLR nos da una visión sobre su concepto del grafitero, "creo que para nombrarte artista debes de manejar varios estilos o corrientes presentes en el graffiti. Yo empecé a trabajar con las letras tridimensionales. La mayoría de mi trabajo lo presenta, aunque actualmente me enfoco a trabajar el realismo, aún lo estoy aprendiendo a dominar".  

Además, añade que "en el graffiti podemos apreciar la expresión artística de cada individuo, la expresión de nuestras capacidades a través de la pintura, de lo que traes dentro, de lo que puedes aportar en a la sociedad".   

 

 

 

 

 

"En mi caso la obra gráfica que tengo va más orientada hacia los niños, tengo un trabajo de ilustración dirigido hacia ellos", menciona Claudio Ortiz, conocido también como Gayo

"Sobre mi trabajo, hoy estoy realizando aquí una cazuelita, que representa al dulce de tejocote que hace mi abuela. Represento en mi obra cosas que me encuentro en lugares que visito. El mercado, la casa de la abuela, las casas de la banda que me acompaña. Lo que veo lo represento a mi estilo", describe Gayo.  

"Llevo cuatro años chambeando directamente en la gráfica. En general me gusta mucho la ilustración, aunque se hacer casi de todo. Aunque la ilustración siento que me representa internamente", añade el artista. 

 

 

 

 

 

"Realizar graffiti me da un modo de expresión, dar mi aporte a través del arte ante una sociedad que cree que no sabemos nada. Y esto es por la discriminación, una cuestión de apariencias, por la facha", expresa Israel, otro artista participante en el concurso de El Refugio y parte del colectivo Miligramos Team.  

"Luego las señoras que pasan cuando uno está trabajando, piden que hagas cosas menos salvajes, pero el lenguaje de las calles es así, el arte urbano refleja esta realidad. Si quieren ver cosas más suaves, tal vez deberían ir a museos. Es molesto que no lo comprendan, te discriminan por tu visión. Pero igual es parte del show, es parte del show", nos comenta relajado Israel en un momento de descanso entre latas de pintura, andamios y los sonidos de la ciudad. 

 

 

 

 

 

Nadia nos comparte que ha atravesado muchas dificultades, sobre todo por ser mujer, ya que “no hay tantas chicas que se dediquen al graffiti, y las que estamos tenemos que enfrentar varias desventajas, como el acoso”.  

"Sin embargo, para mí el graffiti es una forma de vida, rompe con la cotidianidad. Un arte que cambia el entorno y nos saca de lo cotidiano dentro de la ciudad", nos comenta Nadia, una artista visual con 4 años de experiencia. "Generalmente uso aerosol y técnicas mixtas con brochas, rodillos", añade.  

Ejemplos del trabajo de Nadia 

 

 

 

 

 

Sobre las herramientas y técnicas, Gustavo Valencia, NTC, nos ayuda apuntando que “son innumerables, sin embargo, el aerosol es el rey en el graffiti. En cada técnica hay diversidades de procesos de pintado, ilustración, estampado, impresión, grabado, pinta y más.”  

También, Gustavo nos narra sobre el proyecto que ha desarrollado dentro de la Maestría en Ordenamiento Territorial de la Facultad de Arquitectura de la BUAP, en el que ha mezclado su pasión por el arte y la intervención en las comunidades para la generación de espacios culturales dentro de zonas urbanas.  

“El proyecto Plasma Urbana surge como un agente educativo que comparte conocimiento de graffiti, arte urbano y otras expresiones culturales, por medio de talleres, cursos, fanzines.  

Otros artistas cuyos trazos podemos encontrar alrededor de la ciudad de Puebla y derredores como Friday García, Daniel Acces, Luis Campillo Márquez, Losar 36, TMuz, Huereck, Lezama, Monkey King’s, Soonek, Rhojo, Yerack, Colectivo Noyolo, Shagy, Azco, Ollin, ACD 666, Crosmi, entre muchos otros más grafiteros que conforman una comunidad numerosa, solidaria y con un nivel artístico altísimo, que han dejado los lienzos de las galerías para darle vida y voz los muros de las ciudades.