Aunque México es uno de los destinos más reconocidos internacionalmente por el Día de Muertos, no es el único en el que se celebra a la muerte. Desde las montañas de Bolivia hasta las aldeas ancestrales de Madagascar, el mundo honra a sus muertos a través de ritos que combinan fe, memoria e identidad, pero sobre todo el respeto a los antepasados. En Sudamérica, cada 8 de noviembre se lleva a cabo la Festividad de las Ñatitas o Día de los Cráneos, en Bolivia. En esta tradición, principalmente en La Paz, los devotos llevan cráneos humanos —conocidos como “ñatitas”— a los cementerios, donde los decoran con flores, hojas de coca o cigarrillos.
De acuerdo con las creencias populares, estos cráneos brindan protección y cumplen deseos a quienes los cuidan con respeto. Te puede interesar: ¿Qué significa el altar de Día de Muertos? Aquí te explicamos su significado En Europa, el Samhain es una conmemoración de origen celta que marca el final del verano y el inicio del invierno. Esta festividad se celebra entre la noche del 31 de octubre y la madrugada del 1 de noviembre.
Se cree que durante estas horas los espíritus pueden regresar al mundo de los vivos. Para protegerse, las personas encendían hogueras y realizaban rituales. Samhain, vigente en antiguos territorios celtas como Irlanda, Gales y Escocia, es considerado el antecedente de Halloween. En Asia, el Obon es un festival anual japones dedicado a honrar a los difuntos. Se realiza del 13 al 15 de julio. Las familias colocan faroles conocidos como Chōchin para guiar a los espíritus, visitan tumbas, hacen ofrendas y participan en danzas tradicionales llamadas bon odori. Se cree que en estas fechas las almas regresan al hogar para convivir con sus seres queridos.
En África, la gente de Madagascar mantiene el rito conocido como Famadihana que se practica aproximadamente siete años después del fallecimiento de una persona. Durante esta ceremonia, los familiares exhuman el cuerpo de la cripta y lo envuelven en nuevas telas mientras conviven con él entre música, baile y comida.
Esta tradición se basa en la creencia de que, después de ese tiempo, es posible comunicarse con los muertos y obtener su bendición si se les honra adecuadamente y la persona ausente se siente amada.
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