La burocratización del dolor: el infierno de las familias que buscan a sus parientes desaparecidos

A través de un informe elaborado por la Ibero, se exponen los grandes obstáculos que se suman a la dolorosa experiencia de la desaparición de un ser querido

La Universidad Iberoamericana de Puebla, conjunto con el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuria y con apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, han publicado su Informe Sobre la Situación de la Desaparición de Personas en Puebla. 

En dicho informe se da a conocer el tormentoso proceso por el cuál tienen que atravesar los familiares de las personas desaparecidas. Y es que no sólo se vive un infierno a raíz de la desaparición de un ser querido, ya que, de acuerdo a la información contenida en el documento de 122 páginas, el suplicio se agranda cuando se denuncia la ausencia y se entra en contacto con las autoridades. 

“Las diversas normativas aplicables a las instituciones citadas (la Fiscalía del Estado y la Comisión Nacional de Búsqueda) y su actuación en la práctica, hacen que las y los familiares de personas desaparecidas experimenten el paso por ambas instituciones como una lucha”, pronuncia la investigación. La lucha a la que se enfrentan los familiares de desaparecidos involucra cambios radicales a su vida y generan traumas difíciles de sanar, que se aúnan al dolor de la desaparición de un ser querido.  

“Las familias se enfrentan al enojo, la frustración, la impotencia y la tristeza de encontrarse con entramados burocráticos que no cumplen con sus funciones”, se lee en el estudio realizado por los investigadores Tadeo Luna de la Mora, Alexia Martínez y Aranzazú Ayala

El informe elaborado da cuenta de opiniones y testimonios ofrecidos por familiares de personas desaparecidas, recabadas en a través de grupos focales y estudios hemerográficos. “La experiencia de las y los familiares sobre las actuaciones de las instituciones, es que son lentas y tardías, donde se van engrosando las carpetas o los registros y mientras viven la emergencia de localizar a su ser querido, las instituciones crean estructuras, procedimientos y ventanillas de atención sin dar resultados”

 

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La burocratización del dolor

Para poder clasificar las experiencias de revictimización y relacionadas con lo que el informe nombra “la burocratización del dolor”, se distinguen tres categorías: la Dilación, la Simulación y la Sustitución

En el caso de la dilación se menciona que son un conjunto de pretextos esgrimidos por las personas responsables de la atención a la ciudadanía en las oficinas de la Fiscalía y el Ministerio Público para directamente no recibir las denuncias sobre desaparición. Tales son las famosas “72 horas de espera” necesarias para poder levantar las denuncias de desaparición, situación por cierto prohibida desde la publicación de la Ley General y del Protocolo Homologado de Búsqueda. 

“Estas estrategias dilatorias, se desarrollan no solo al momento de querer realizar la denuncia, sino a lo largo del tiempo que dure el proceso de investigación y búsqueda”, se lee sobre esta categoría. 

Sobre la simulación, “incluye el giro de oficios o la acumulación y engrosamiento de carpetas de investigación, como si existiera la idea en la institución que entre más hojas se incluyan en la investigación aumentará la percepción de que, de hecho, se están realizando avances en cada caso y, por lo tanto, se investiga eficientemente”. También se explica que ocurre cuando los propios familiares comparten información de su caso y las autoridades no actúan en consecuencia.

 

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En el tema de la sustitución, se ve como consecuencia de que las instituciones trabajan de manera lenta, o sencillamente solo no lo hace, y es cuando los familiares se ven obligados a sustituir las tareas que por ley corresponden a dichas instancias. “En algunos casos, tanto la Fiscalía Especializada como la Comisión de Búsqueda, les exige a las familias que sean ellos quienes, de manera general, realicen tareas de investigación y de búsqueda”, se lee en el informe. 

“La dilación, la simulación y la sustitución de las tareas de las instituciones pueden verse como estrategias de burocratización del dolor. La gestión excesiva provoca que el personal utilice gran parte de su tiempo en actividades burocráticas en detrimento de la atención a usuarios o en acciones que las y los familiares percibieran como acciones reales en la atención de sus caso”. 

En otras palabras, se dan largas (dilación), se hace como que se trabaja (simulación) engrosando las carpetas de investigación o se describen pomposamente las acciones de búsqueda, esperando que las familias se resignen, dejen de buscar, o al menos, dejen de ejercer presión y estén insistentemente presionando por resultados. Al mismo tiempo representa una forma de control ante la incapacidad por dar los resultados esperados.

 

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Del dolor a la acción: la creación de los colectivos 

De acuerdo a la perspectiva de los investigadores, la burocratización es consecuencia de la especialización de las instituciones. Resulta entonces que se altera negativamente el sentido y la esencia plasmada en la ley y la lucha de sociedad por atender el fenómeno de las desapariciones.

Ante estas circunstancias, las familias afectadas no han bajado los brazos en su lucha y ante la falta de espacios de asesoría sobre sus casos y la poca información disponible sobre la desaparición de personas en el estado, han surgido diversos grupos y colectivos como “La Voz de los Desaparecidos” fundado por María Lucía Linares García y María Luisa Núñez Barojas. 

“El colectivo, que está conformado por más de cien familias, ha impulsado la creación de instituciones como la Fiscalía Especializada y la Comisión Estatal de Búsqueda. Parte de su labor fue la creación de la iniciativa de la Ley de desaparición del estado que, con más de un año de haberla presentado y después de 45 días de mantener un plantón en las puertas traseras del Congreso del Estado, fue aprobada el 24 de agosto del 2021”, narra el informe sobre el peso de la organización civil en cuestión.

A través de Facebook y WhatsApp, los colectivos son capaces de buscar y encontrar personas desaparecidas compartiendo fotos, hallazgos e información importante.

Cabe mencionar que, al igual que en el resto México y en varios países latinoamericanos, en Puebla la búsqueda de personas desaparecidas es encabezada por mujeres que rompen con estereotipos de género saliendo de sus casas y ocupando el espacio público.

Y es que son las voces de mujeres las que interrumpen el silencio con el que las autoridades poblanas procuran que las desapariciones pasen desapercibidas, al ser ellas las que, en la mayoría de los casos, están al frente de los procesos y trámites de búsqueda, en la creación de propuestas ante las autoridades y, en general, en las acciones del activismo relacionado con las desapariciones de personas. 

 

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Las consecuencias de la burocratización del dolor

Buscar a un familiar desaparecido en Puebla tiene efectos profundos en las vidas de las personas; el desgaste generado por las instituciones que revictimizan, más las implicaciones que de por sí la ausencia de un ser amado tiene, cambian las historias de quienes son víctimas de esta violación a sus derechos humanos.

Ha sido solo desde la empatía y acompañamiento de quienes se encuentran en la búsqueda de un ser querido, que surgen lazos en el camino para encontrar a un familiar a través de las instituciones. A pesar de que en ocasiones las mismas autoridades buscan disuadir a las personas de formar parte de los colectivos o de los mismos conflictos internos que existen en la organización, las familias han buscado cubrir de forma simbólica y concreta las necesidades de la búsqueda.

Mientras tanto, las conclusiones de la investigación instan a las autoridades a realizar acciones que corrijan o atenúen el ya de por sí tortuoso esfuerzo de las familias poblanas que buscan, por todos los medios, mantener la esperanza viva de algún día volver a ver a sus padres, madres, hermanos e hijas en casa.

 

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