Niños con “audifonitis”

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La primera señal de alarma será este comentario del niño o de la niña: “Mamá, estoy empezando a escuchar zumbidos todo el tiempo.”

Dicha confesión podría ser un asomo temprano de Tinnitus. Aunque no es una enfermedad en sí misma (según la Clínica Mayo) sí es un síntoma de un trastorno no diagnosticado, como la pérdida de la audición relacionada con una lesión del oído provocada por exposición extrema al ruido (ejemplo, música a todo volumen).

Esto se relaciona en especial con el uso cada vez más recurrente de audífonos entre niños y jóvenes. Todavía hace algunos años, la música era un entretenimiento más compartido y colectivo (había equipos de stereo en los hogares). Pero con la llegada en los 80s de los “walkmans” y la aparición más tarde de los “IPods” y los “smartphones”, el hábito y distracción de escuchar música se ha convertido en un acto cada vez más individual, pero con el mismo volumen. O quizá mayor.

Hoy vemos como algo natural la “audifonitis” infantil y juvenil en nuestros hogares; esto es, la tendencia de observar a menores de edad desconectados con sus auriculares y asilados de la realidad. Los vemos también como zombis urbanos, perdidos en su espacio, deambulando por las calles o en los parques escuchando música.

¿Cuántos padres de familia sostienen una pelea diaria con su hijos a la hora de comer o de cenar porque se enchufan sus audífonos y no participan de la hora de conversación familiar?

La tecnología es ciertamente el distractor número uno hoy en día y motivo de desconexión social. Pero también puede convertirse en un riesgo importante para la salud, sobre todo si tiene que ver con una afectación a nuestros delicados sentidos, como el oído.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso de audífonos provoca pérdida de audición a 43 millones de personas de entre 12 y 35 años. Particularmente, advierte que el uso de audífonos en los niños puede favorecer su aislamiento social. Estar expuesto a 100 decibelios durante más de 15 minutos es considerado un nivel sonoro de riesgo.

Además, este tipo de dispositivos utilizados de manera incorrecta puede llegar a alterar la capacidad de aprendizaje, de memoria y de retención de información.

Todo mundo tiene derecho a su intimidad y a su espacio personal. Pero hay momentos que se deben respetar en familia y hay niveles de ruido que controlar, especialmente cuando se trata de menores de edad. No esperemos a que empiecen a escuchar los zumbidos…

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