Un último “tirón”

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Estamos entrando los mexicanos —y la economía— al último cuatrimestre del año, un 2020 que sin duda será recordado como un paréntesis en el tiempo que vino a trastocar nuestra vida cotidiana, redefinir hábitos y costumbres y modificar muchas de nuestras expectativas que estaban en la mesa de la planificación.

¿Qué podemos esperar de septiembre a diciembre? Esta última semana de agosto se dejaron asomar algunos indicadores económicos relevantes a los que hay que prestar atención. Por los datos impactantes que se manejan podemos anticipar un cierre de año todavía más agitado y difícil.

Para empezar, el INEGI dio a conocer que el Producto Interno Bruto (PIB) de México se contrajo 18.7 por ciento anual en el segundo trimestre de este año. La cifra representa la peor caída en la historia para la economía mexicana impactada severamente por la pandemia de COVID-19.

Esta cantidad es sin duda un reflejo de los meses más pesados del año —abril y mayo— un período en que se dio un paro de actividades no esenciales y la aplicación generalizada de las medidas de confinamiento en el País.

A la mayoría de los analistas no les sorprende este dato del PIB. La caída más cercana a este nivel tuvo lugar el segundo trimestre de 1995, cuando en el marco de la crisis de ese año la economía se desplomó 8.6 por ciento.

El INEGI también reveló datos que ponen en evidencia la caída severa de casi todas las actividades económicas, liderada por el sector servicios. Según sus datos, en el segundo trimestre del año se presentó una baja de 25.7 por ciento en las actividades clave, esto en su registro anual.

En este segmento se encuentran industrias y empresas estratégicas para el País, como la construcción y la manufactura; la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica; y el suministro de agua y gas. Todas en conjunto y condiciones normales contribuyen en 31 por ciento del PIB.

Frente a este panorama el Gobierno Federal ya ha reaccionado y prepara una estrategia elemental de cierre de año en algunas de estas actividades afectadas expuestas por el INEGI. Al respecto el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que se presentará un plan conjunto de infraestructura para impulsar la industria de la construcción, incluso se va a incluir el sector energético.

“Esto lo vamos a tener, espero que en 15 días. Se está hablando con los empresarios, con el Consejo Coordinador Empresarial y con todas las organizaciones empresariales”, agregó.

Iniciativas como esta son bienvenidas. Sin embargo, nuestro Gobierno Federal debe ir más allá y comenzar a impulsar un Acuerdo Nacional de Recuperación Económica más amplio y con cobertura regional, en donde se involucre también a los sectores agrícola, ganadero y del transporte. En su gira esta semana por Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas se esperaban anuncios más específicos y "agresivos" sobre ello pero su visita fue de matiz populista.

La “caída libre” de indicadores claves en el resto del año será inevitable. Lo más oportuno por hacer ahora es buscar atemperar la crisis con un “último tirón” que incluya soluciones prácticas de reactivación económica y de decisiones financieras que estimulen una mayor inversión y un activo flujo del dinero en la economía.

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