El planeta nos reclama

Nuestros vecinos al norte del Río Bravo han tenido encima otra calamidad además del contagioso Covid-19.

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Memorias del Crimen

Nuestros vecinos al norte del Río Bravo han tenido encima otra calamidad además del contagioso Covid-19. Se trata de una racha de incendios forestales que durante todo el año se ha registrado en el Oeste norteamericano.

La situación más crítica se vivió precisamente esta semana en los estados de Oregón y Washington, así como en el norte de California. Por lo menos se han quemado casi dos millones de hectáreas de bosques, han desaparecido comunidades enteras y han muerto una treintena de personas.

El humo de los incendios se ha extendido hasta la costa este de Estados Unidos hasta alcanzar ciudades como Nueva York y Washington. Fotografías de la NASA divulgadas en las redes sociales mostraban la estela de humo avanzando desde un extremo a otro del país.

Poco tiempo duraron los cielos claros y un medio ambiente más iluminado que llegaron con el encierro de millones de ciudadanos, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. La enorme caída de las emisiones de gases de efecto invernadero y el retorno de un aire más limpio fue algo que sorprendió.

Este año le dimos al planeta la oportunidad de respirar por un momento, pero esto no significó que se hubiera resuelto el problema del cambio climático. Para muchos esta Pandemia es vista como una señal poderosa de que necesitamos cambiar nuestros métodos de ver y tratar a nuestro entorno natural.

Los incendios forestales no solo han arrasado el Oeste norteamericano. También el Amazonas y Australia han sido escenarios de catástrofe.

Este año observamos además un nuevo récord de huracanes en América (en un determinado día de esta semana hubo hasta seis sistemas activos en el Atlántico y en el Golfo de México).

El año 2020 nos está haciendo abrir los ojos. Quizás necesitábamos vernos obligados a hacer una pausa y despertar. El cambio climático se acelera, Groenlandia se deshiela rápidamente y el aumento del nivel del mar ya no es un modelo de computadora.

¿Hasta cuando queremos ver más islas del Pacífico desaparecer? ¿Cuánto más esperar a que nuestras costas registren un mayor aumento en el nivel del mar?

Muchos son optimistas y anticipan un cambio radical en el pensamiento y el actuar del ser humano tras esta Pandemia. Para otros se antoja ya como una respuesta tardía a lo que pudo ser abordado con mayor preocupación y acción desde años atrás.

Nuestro país no escapa a mayores repercusiones por efectos del calentamiento global. Somos parte de un planeta que a su modo nos advierte de que no todas sus alteraciones radicales son motivadas por su misma naturaleza, sino también son causadas por nosotros a través de nuestras políticas y decisiones erróneas en materia ambiental.

 Y para muestra está cómo nuestro gobierno federal castiga y espanta a las empresas de energía limpia que vienen a ofrecer opciones de ahorro y solución ambiental. Quizá hay una lección clara que tenemos que digerir más cuidadosamente: la naturaleza es una fuerza poderosa que nos rebasa y no podemos desafiarla.

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