Cuba, el detonador

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En Cuba se cocina hoy algo más que Ropa Vieja y Moros con Cristianos. Se ha formado en los últimos días un “caldo” de ardientes protestas que presagian un posible cambio estructural en el país.

Desde el famoso "maleconazo" hace 27 años no se recuerda una situación de estas dimensiones. No han cambiado mucho las cosas desde esa ocasión, aunque ahora están presentes dos fenómenos que la agravan: una pandemia que ha puesto a prueba el bien reconocido sistema de salud del país y un permanente bloqueo económico hacia la isla que aumentó durante el régimen del presidente Donald Trump.

El golpe ha sido muy fuerte para una nación que depende del turismo, prácticamente ausente durante todo el año 2020 y parte del 2021.

En resumen, hoy Cuba está sumida en una grave crisis económica y sanitaria, la pandemia de coronavirus se encuentra fuera de control y hay continuos cortes de luz, fuerte escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos.

Esta mezcla de ingredientes explican las protestas que se cocinan ahí, pero poco a poco se han ido incorporando otros motivos como un deseo de cambio de gobierno.

Al grito de “libertad" crecieron las manifestaciones esta semana contra El Palacio de la Revolución que no ha dudado en ejercer una fuerte represión como respuesta, dejando cientos de detenidos y enfrentamientos después de que el presidente Miguel Díaz-Canel exhortara a sus seguidores a salir a enfrentar a los manifestantes.

Díaz-Canel mantiene la creencia de que Estados Unidos está detrás de este estallido social. “Ha montado una política de asfixia económica para provocar estallidos sociales en el país”, dijo.

La respuesta norteamericana no se hizo esperar y el mismo presidente Joe Biden le pidió al régimen isleño que "escuche a su pueblo".

Como contexto es importante recordar que Cuba ha estado gobernada por el Partido Comunista desde la revolución de 1959, cuando Fidel Castro derrocó al dictador Fulgencio Batista. Fidel entregó luego el poder en 2006 a su hermano Raúl Castro.

Esta nación tuvo durante todos estos años un papel clave por su posición geográfica estratégica. Alineada con la Unión Soviética en tiempos de la Guerra Fría recibía millonarios subsidios de los rusos y pudo desarrollar un sistema económico que le permitió avances en algunos sectores de su economía. Ya sin el apoyo de Moscú, estos últimos años han sido de una caída fuerte en todos sus sectores económicos.

En medio de todo esto, países como Nicaragua y Venezuela han visto como sorpresa lo que está ocurriendo. Siendo Cuba “el modelo” de sistema a seguir (con continuas visitas de sus presidentes a la isla), las cosas podrían complicarse ahora para estos dos países si el espíritu libertador del “verano cubano” se extiende a sus fronteras regresando los “cacerolazos” en Caracas y las marchas en una Nicaragua que se prepara para elecciones con candidatos de oposición encarcelados.

Cuba puede ser hoy sin duda la chispa que encienda a los países con regímenes populistas autoritarios. Y sus llamas alcanzar a otros que dan señales de querer serlo.

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