Como ping-pong
Solo falta que a Ricardo Anaya lo sometan también a una consulta popular...
Solo falta que a Ricardo Anaya lo sometan también a una
consulta popular y que se les pregunte a los ciudadanos mexicanos si el
queretano es merecedor de un juicio sumario. O que sea fusilado de una vez. Y no es que el ex-candidato panista a la presidencia sea
necesariamente inocente de cuanto cargo e imputación existe en su contra. Solo
que —nuevamente— se utiliza la maquinaria de propaganda oficial y el púlpito
presidencial para lanzarse en su contra y desviar la atención de temas más
importantes que vive el país. Particularmente llama la atención la dinámica de “ping-pong”
en que el presidente Andrés Manuel López Obrador y Anaya se han enfrascado. Todo tiene que ver con el citatorio que recibió el panista
hace unos días por parte de la Fiscalía General de la República para que se
presentara a declarar ante un juez en el Reclusorio Norte el pasado jueves 26
(fecha que, por cierto, fue reprogramada para el 4 de octubre). A Anaya se le acusa específicamente de haber recibido
sobornos de casi siete millones de pesos por parte de Emilio Lozoya para
aprobar la reforma energética. Como era de esperarse, aquél rechazó la
acusación. En un video dijo que se presentará a declarar “pero que sea
el mismo día, a la misma hora, ante el mismo juez que tus dos hermanos, Pío y
Martín López Obrador, y que nos den el mismo trato”. Ante ello el Presidente respondió al reto lanzado
por Anaya. “Que asuma su responsabilidad. En el caso de mis
hermanos, que la autoridad competente actúe. Yo no tengo que ver con la
fiscalía, ya no es el tiempo de antes, en donde el Presidente le ordenaba al
procurador”, dijo en una de sus letanías mañaneras. López Obrador fue más allá y llamó a su ex-contrincante
“chueco e hipócrita” y cuestionó su deseo de irse al exilio. Anaya calificó su
situación como “una persecución política”. El intercambio de calificativos y acusaciones ha sido
constante y durante varios días. López Obrador también señaló esta semana que
su rival fue alumno de quienes empezaron la política de pillaje con Carlos
Salinas de Gortari, entre ellos Diego Fernández de Cevallos. “¿Quién es el maestro de Anaya?”, preguntó el mandatario.
“Esto es para los jóvenes y también para quienes no lo saben. Bueno, uno de sus
maestros es Diego Fernández de Cevallos, también de Querétaro”. La respuesta del panista no esperó mucho tiempo para ser
difundida por medio de Twitter. En una revirada épica le escribió: “Me preocupa
tu salud mental, Andrés Manuel. ¿Saben qué era yo en 1988 cuando Salinas entró
de Presidente? ¡Un niño de 9 años!”. “Jamás lo he saludado en mi vida”, añadió. “Tenemos a un
mentiroso compulsivo de Presidente”. El espectáculo emprendido por ambos personajes ha cumplido
su propósito: entretener nuevamente a los mexicanos, polarizar aún más la
atmósfera social y “calentar” la conversación en las redes.
Con ello se consagra un capítulo más de “Producciones de
Palacio Nacional S.A.”. Y es que una vez que encienden a Anaya éste aprovecha
la oportunidad para reaparecer con todo en la opinión pública y así mantenerse
vivo en la agenda política con miras al 2024. |
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