Como chi#$%& con las marchas
Pero mientras vemos como las marchas sociales nuestros gobernantes y políticos la están volviendo una coreografía de apoyo, nosotros nos leemos después.
La guerra de marchas para ver qué movimiento político convoca al mayor número de personas, o mejor dicho quien logra acarrear más gente, se ha convertido en la guerra de baile de la actualidad. Esas batallas que hacían grupos de porristas para ver quiénes eran mejores a inicios de los 2000’s. Y es que, por primera vez en cuatro años, por fin una convocatoria hecha por los opositores de AMLO logró obtener éxito, ya que en 40 ciudades mexicanas llegaron miles de ciudadanos para defender al INE de la reforma electoral hecha por el presidente. No necesitamos meternos en números porque son polémicos, ya que los que apoyan a López Obrador menospreciaron la movilización en la Ciudad de México diciendo que solo hubo 12 mil y los “opositores” se fueron a las nubes exagerando el número a medio millón. La realidad es que se congregaron 60 mil en la capital del país, siendo un buen número. Un caso similar pasó en Puebla, marcharon en defensa del INE aproximadamente cuatro mil personas, pero hubo quien dijo que fueron 30 mil y que atiborraron 20 calles del Centro Histórico, cuando realmente sí había gente en el zócalo y en las calles aledañas, pero no fue para tanto. Pero si de por sí tuvimos que chutarnos esa marcha, los morenistas decidieron no quedarse atrás. Primero el gobernador Miguel Barbosa, quien tuvo la idea de responder a los “opositores” con una marcha en defensa de la cuarta transformación para el domingo 27 de noviembre, que en un principio afectó las actividades de un maratón a realizarse en esa fecha. Afortunadamente la afectación a los corredores no pasó a mayores, ahorita les cuento por qué. Resulta que nuestra cabecita de algodón escuchó lo que Barbosa Huerta planeaba en Puebla y ya sea por mostrar que era una gran idea o para menospreciar las acciones del gober, pero citó a una marcha en la CDMX el mismo día a la misma hora con el pretexto de celebrar su Cuarto Informe de Labores. Y para quedar bien con el jefe, el mandatario estatal tomó la decisión de acudir a la marcha nacional y postergar la que está armando en Puebla para el 4 de diciembre. Algo que benefició al Instituto Poblano del Deporte (Inpode) ya que el maratón regresa al 27 de noviembre. Pero aquí la cuestión es: Como ch#$%& con las marchas. Entiendo que es una manera tangible de los políticos para demostrar el apoyo que reciben del pueblo pero ¿no creen que ya se está abusando de esta herramienta? La de la defensa del INE, era en cierta parte necesaria, ya que AMLO aunque se muestre sereno ya que prefirió quedarse con la cifra más baja, en algún momento de ese domingo “se le arrugó” como dice la chaviza y sabe que no puede seguir haciendo reformas a diestra y siniestra solo para vengarse de sus enemigos. Aunque también era innecesaria porque de todas maneras la batalla por la reforma electoral se llevará a cabo en el Congreso de la Unión, Así que, aunque medio México hubiera marchado, la última palabra la tienen las y los legisladores. En cuanto a las otras marchas, ¿qué beneficio en la sociedad tiene? La respuesta es ninguno. No por algo a la de CDMX le llaman “de la venganza”, es para sanar la herida de AMLO y que sus seguidores le levanten el ánimo. La de Puebla tiene el mismo objetivo, Miguel Barbosa hizo la convocatoria para que López Obrador vea en Puebla que sí se le quiere. Él mismo lo dijo cuándo mencionó que invitaba a todo el “lopezobradurismo” a marchar y que la misma se llamaría “En defensa de la 4T”. Lo único que están haciendo es meternos dos marchas a fuerzas, solo para “sacarse la espinita”. Solo espero que después de eso ya no haya una “marcha de la revancha por la marcha de la venganza”. Pero mientras vemos como las marchas sociales nuestros gobernantes y políticos la están volviendo una coreografía de apoyo, nosotros nos leemos después. |
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