Jueves 30 de Octubre de 2025

Existe una afirmación popular que reza: “México no necesita más leyes, sino que se cumplan las que hay”. La impunidad reinante en la Procuración e Impartición de Justicia que existe en el país ha dado como resultado una falsa y errónea solución: crear y crear más leyes.

Nos es claro que tener un marco jurídico adecuado y actualizado es la base sólida para vivir en un Estado de Derecho, sin embargo, cuando este marco jurídico solo posee cientos de leyes y ninguna se aplica con eficiencia o sin impunidad, caemos en todo lo contrario, en un Estado débil que tarde o temprano permitirá la anarquía. Y esto es desde lo mínimo, un robo a tienda de conveniencia hasta cualquier homicidio por arma de fuego desde una motocicleta.

Esto es justo en lo que va cayendo el país. Cuántos homicidios no se han cometido desde una motocicleta que da alcance a su víctima y le dispara, o el número tan alarmante de mujeres desaparecidas, violentadas para después ser encontradas sin vida. En México existe: el Código Penal, la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas; etcétera.

Es decir, en México tenemos leyes suficientes para no caer en lagunas jurídicas que entorpezcan el combate al índice delictivo. ¿Qué sucede entonces? Simple: los recursos humanos y financieros que se necesitan se destinan a otras cosas que el gobierno toma como prioridad, y la prioridad es “cuidar-cooptar el voto” (y los conciertos masivos en el zócalo capitalino).

Casi todos responsabilizamos a las Fiscalías y a su personal, a los Agentes del Ministerio Público y Agentes Investigadores, pero ¿es normal o sano que una sola persona sea el responsable de, mínimo, 300 Carpetas de Investigación o 300 asuntos?, ¿O que una persona trabaje 24 horas seguidas? ¡Por supuesto que no! Desde aquí viene la ineficiencia.

Luego entonces, no es una problemática de falta de leyes sino de una falta de voluntad política para dotar a las fiscalías de recursos necesarios para mejorar su trabajo.

A las leyes que cité líneas arriba, hoy debemos sumarle una más que los Diputados acaban de aprobar: la Ley General contra la Extorsión. Una ley más para “evitar” otra laguna jurídica. Pero muchas de las extorsiones se realizan desde las cárceles o son funcionarios públicos en turno quienes son jefes o líderes de los grupos delincuenciales que extorsionan o es el mismo Crimen Organizado quien financió campañas electorales de presidentes municipales que hoy despachan —ejemplo, varios en Guerrero—. Entonces, ¿servirá otra ley?

Las mujeres siguen desapareciendo, la trata de personas sigue siendo muy rentable, la extorsión y el “cobro de piso” han alcanzado niveles altísimos donde los micro y pequeños empresarios prefieren bajar la cortina. Y de los homicidios, por más que se insista que la tendencia va a la baja, es lamentable el número de asesinatos que ocurren día a día.

Señores diputados, bien por la nueva ley, pero sin combate a la impunidad, no habrá leyes y códigos que alcancen.