Vaya papelón que hicieron las y los dirigentes de los partidos

Vaya papelón que hicieron las y los dirigentes de los partidos

¡Saludos, vecinos, vecinas! 

Oigan, pues, un día más de cruda postelectoral y ya tenemos consecuencias, deslindes y hasta cinismo de varias y varios de los partícipes de llamada “fiesta de la democracia”.

Fíjense ustedes que tras la estrepitosa y humillante derrota de la coalición PRI-PAN-PRD, los dirigentes de los partidos deberían estar marchando al paredón, irse a la esquina de los castigados y pasar al banquillo de los acusados.

¡Vaya papelón el que hicieron!

Augusta Díaz de Rivera, la lideresa del panismo poblano, ya dijo que si creen que ella es responsable de la debacle, pues que agarra sus tiliches y se va.

¡Faltaba menos!

“Si los panistas consideran que una servidora es la responsable de los resultados electorales me voy. Eso está clarísimo”, dijo como el último acto de soberbia de una dirigente confrontada con su militancia.

Tras su posible renuncia a la dirigencia, la ruina del blanquiazul terminará de ser realidad.

Le apostaron a entregar el partido de forma absoluta al grupo de Eduardo Rivera Pérez, le juraron fidelidad y simple y llanamente sus sueños de trascender de una logia política a un partidote se convirtieron en pesadillas.

Muchas cuentas deberá rendir doña Tití. Tendrá que soportar carrilla y también investigaciones, toda vez que el halo protector de una eventual victoria en los comicios ya no existe.

Carlos Martínez Amador, por su parte, de plano, llevó a la extinción al Partido de la Revolución Democrática. 

Lo aniquiló. 

El sol azteca, junto con PSI y Fuerza por México, son los institutos políticos con menos cantidad de votos. 

No fue capaz de alcanzar el mínimo porcentaje para mantener su registro.

Vayámosle cantando “Las mañanitas” a los perredistas y a los otros chiquipartidos, que vieron cómo su negocio porque eso es lo que han sido, se fue a la bancarrota. 

El PRI, otro partido que anda arañando la extinción, es otro instituto que poco a poco se fue convirtiendo en la comparsa de su enemigo ideológico. 

Sus dirigentes se preocuparon única y exclusivamente por mantenerse en la cúpula, pasando por encima de sus militantes.

El tricolor boxeó sin protector bucal durante la contienda y hasta el Partido Verde, ya en manos de un priista de cepa, expulsado por ellos mismos, lo noqueó.

Y es que es sencillo: si los administradores de los negocios no dan los resultados prometidos y esperados, llevando a la quiebra a las empresas, pues son los primeros que deben hacerse a un lado.

La marea guinda de Morena puso a cada uno en su lugar, y arrastró a los partidos de oposición a la crisis más severa por la que han pasado. 

Si de esto no aprenden y replantean su forma de hacer política, su manera de integrar a los grupos disidentes, de hablarle a la gente, solo les restará sentarse en el cráter del Popocatépetl y esperar a que este haga erupción.

Las cosas como son. Y en estos días, las cosas son color guinda.

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Vecinas, vecinos, nos leemos mañana. Acuérdense que el que se enoja pierde. Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: [email protected]

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