La historia de la desgracia cultural de Puebla, parte 3 (La voracidad de Moreno Valle)
Infortunadamente para la cultura poblana, se caracterizó en el morenovallenato por el derroche y saqueo, derroche y despotismo, derroche y banalidad
La historia de la desgracia cultural de Puebla, parte 3 (La voracidad de Moreno Valle) ¡Vecinaaaaas, vecinooooos! En esta su tercera y penúltima entrega sobre la decadencia de la cultura en Puebla, hablaremos de la época del “gran” Rafael Moreno Valle Rosas. ¡Arrancamos! Cuenta don Julio, nuestro amigo más chismoso del ámbito cultural, que Rafa era eso que en el medio se denomina "un animal político" y en el barrio "un gañán", hombre rudo y fuerte, según la RAE. Voraz en todo, Puebla era tan sólo el 4° peldaño político: había sido secretario, diputado y senador; hacia el infinito (la Silla del Águila) y más allá. Para él, el poder era todo y, como buen discípulo de Sun Tzu, la guerra política era un estratégico arte quirúrgico y despiadado. Siempre a la vanguardia (interesada y corrupta) cuando la federación cultural, comandada por su alter ego, Rafael Tovar y de Teresa, "renovó" la decadente Secretaría del ramo por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, su tocayo Moreno Valle hizo lo propio e incineró la añeja institución poblana y creó el Frankenstein seudo cultural, seudo artístico y seudo estatal conocido (y odiado) cómo el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla (CECAP). En la masacre estuvo acompañado por oscuros personajes de su sexenio, como el etílico Luis Maldonado Venegas, el insinuoso Jorge Alberto Lozoya y el indescriptible Octavio Ferrer Burgos. Estos como principales vampiros, pero apoyados por una pléyade de murcielaguitos culturales como Moisés Rosas y otras sabandijas relamidas, eran propensos a todos los excesos y todas las bajezas como endosar a los caprichos histórico académico masónicos de Maldonado todos los presupuestos de la partida de comunicación de la secretaria de Cultura. Ellos mismos fueron los que saquearon las arcas culturales poblanas, no sólo durante su sexenio, sino per secula seculorum, de lo cual el Museo Internacional del Barroco, (y el de Tehuacán, y el de San Andrés Cholula) es el botón de muestra más oneroso, pues nos cuesta un millón de pesos diarios, tenga o no visitantes. Aunque, pecando de honestos, debe aclararse que en medio de todo el morenovallenato miserable, por una efímera temporada estuvo al frente del CECAP Saúl Juárez y comandó Museos María Fernanda Matos, época fructífera y feliz con eventos como el Festival Internacional de Teatro y Voces de la Tierra, exposiciones internacionales auténticas y no patitos como las de Catalina Ortiz o las de Anel Nochebuena. Lo demás, infortunadamente para la cultura poblana, se caracterizó en el morenovallenato por el derroche y saqueo, derroche y despotismo, derroche y banalidad, eso sí, con feeling harvardsiano y uno que otro telefonazo y apachurre de cojones insurrectos. Pero aun el Infierno de Dante tiene un final y el sexenio de Rafael no podría ser menos... Y se fue, sin irse realmente, dejando como encargado de despacho a su sombra cantadora con la instrucción de continuar su herencia cultural maldita encuadrada en la banalidad y el derroche. Ejes culturales maximizados hasta la vergüenza propia y ajena durante la mini gubernatura de Tony Gali Fayad, al grado que la Cultura fue degradada a la condición de patiño del Turismo y, cual muñeca fea, fue escondida por los rincones y únicamente querida por los plumeros y recogedores culturales. Fue tan grande el desprecio a la Cultura/Turismo durante este periodo, que tuvo al frente a dos Trawitz y a un futbolista en Museos… Mañana la última entrega, donde hablaremos de la debacle total de la cultura con Miguel Barbosa Huerta al frente. Vecinas, vecinos, no se la pierdan. Se va a poner bueno. * Acuérdense que el que se enoja pierde. Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: [email protected] |
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de El Popular, periodismo con causa. |