Esto no es cinismo político, es simplemente una visión flexible y laxa de la democracia
¡Vecinas, vecinos!
No cabe duda de que la política es ese noble arte de decir lo que conviene y defender lo indefendible con cara seria. Hoy, por ejemplo, toca hablar de Mario Riestra Piña, el distinguido panista que nos iluminó con su opinión sobre la reelección y el nepotismo. Según él, la reelección es buena porque permite evaluar mejor a los funcionarios y evitar decisiones precipitadas. O sea, no es que los políticos quieran quedarse en el poder, es que la ciudadanía necesita más tiempo para ver su grandeza.
Lógico, ¿no?
Curiosamente, lo que no le parece tan beneficioso es el nepotismo. No vaya a ser que unos cuantos apellidos ilustres monopolicen el poder y dejen fuera a la ciudadanía de a pie. Hasta aquí, todo suena bien… hasta que recordamos que Susana Riestra y Rodrigo Riestra, familia de Mario, han ocupado cómodos asientos en la función pública. Más info, aquí: La 4T promueve reforma contra el nepotismo y en Puebla lo practican sin pudor
Pero, claro, eso no cuenta como nepotismo, sino como tradición política familiar.
El PRI, en voz de Néstor Camarillo Medina, también tuvo algo que decir. Están de acuerdo con la reelección porque, según ellos, ayudará a evitar cacicazgos (convenientemente olvidando que el tricolor inventó los cacicazgos). Y sobre el nepotismo, Camarillo nos regala una joya de la lógica política mexicana: eliminarlo es injusto porque cualquiera debería poder competir, aunque sea “el esposo de…”. En resumen, vecinas y vecinos, la reelección es buena porque les conviene a ellos, y el nepotismo es malo porque podría beneficiar a otros.
¡Plop!
Pero, tranquilos, que esto no es cinismo político, es simplemente una visión flexible y laxa de la democracia. Así que ya saben, vecinas y vecinos, si quieren hacer carrera en la política, mejor vayan viendo cómo se apellidan. Y si ya tienen el apellido correcto, pues felicidades: el nepotismo es malo… pero solo para los demás.
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Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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