En Morena no se imponen sanciones a las disidentes, pero tampoco se les va a celebrar que piensen por sí mismas
¡Vecinas, vecinos!
Pues resulta que en la política mexicana ya no basta con votar según la conciencia, ahora también hay que pedirle permiso a Ricardo Monreal Ávila para ver si uno califica como héroe o villano. Y es que el buen Monreal, con su varita mágica de la moral partidista, ha decidido que las diputadas de Morena que votaron contra el desafuero de Cuauhtémoc Blanco “no son heroínas”.
¡Claro!
Aquí el único que reparte capas y antifaces es él.
El mensaje es claro, vecinas y vecinos: en Morena no se imponen sanciones a las disidentes, pero tampoco se les va a celebrar que piensen por sí mismas. “Las respeto, pero tendrán que asumir su conducta”, dice Monreal con ese tono que suena a papá regañón que no castiga, pero tampoco deja ir a la fiesta. Lo más curioso es que, según él, aquí nadie impone nada y cada quien es libre de votar como quiera… siempre y cuando vote como se acordó en la bancada.
Qué democrático, ¿no?
Eso sí, Monreal no pierde la oportunidad para señalar que la oposición está aprovechando el tema “oportunistamente”. Porque en su mundo, si alguien usa un escándalo político para sacar ventaja, eso solo está permitido si lo hace Morena. Si lo hacen los otros, es politiquería barata.
¡Qué diferencia!
Y sobre Cuauhtémoc Blanco, nos quiere vender la idea de que todo está en manos de la Fiscalía y que el desafuero es cuestión de “legalidad” y no de impunidad. ¡Claro!, porque si algo nos ha enseñado la historia es que los procesos judiciales en este país siempre se resuelven con justicia y sin tintes políticos. Nos quedan clarísimas sus intenciones purísimas y transparentes. Al final, Monreal nos deja con una joya:
“No hablé con ellas para votar a favor o en contra; ya están grandes para saber por qué votan o no”.
¡Vaya, qué considerado!
No les dice qué hacer, solo les recuerda después quién manda. Todo muy natural, muy espontáneo… como cuando un jefe en la oficina dice “haz lo que quieras”, pero ya te miró feo. * Si a esta entrega le pusiéramos título, sin duda este sería “La influencer del Poder Legislativo”. Y es que en un mundo donde la política debería ser cosa seria, tenemos a Nayeli Salvatori demostrando que la comedia también tiene su escaño. La diputada de Morena volvió a hacer de las suyas y, en esta ocasión, decidió iluminar nuestras vidas con un video sobre las y los legisladores mejor vestidos. Porque, claro, en un país con tantas necesidades, lo que realmente importa es quién trae el mejor outfit en el Congreso. Las críticas no tardaron en llegar, pero Salvatori, en lugar de reflexionar, decidió aplicar la filosofía del “tengo tres millones de seguidores en TikTok, ergo, tengo razón”. Y es que, según ella, si tres millones de personas le dan like, el resto del estado debería silenciarse, no indignarse y aprender de sus estrategias para “llevar la política a los jóvenes”. “Es tu opinión, bebé, contra miles”, respondió a un reportero, dejando claro que su estilo de debate es más cercano a la farándula que al Congreso.
Con esa lógica, podríamos empezar a medir la calidad legislativa en views y corazones.
¿Para qué necesitamos instituciones si podemos gobernar con trends?
Pero no nos confundamos, esto no es frivolidad, es humor, según la diputada. Y si no lo entendemos, pues el problema es nuestro. Lo cierto es que la política-espectáculo ya no nos sorprende, pero sí nos preocupa. Tal vez sea hora de preguntarnos si queremos representantes que legislen o que hagan virales. Mientras tanto, en esta su vecindad de confianza seguimos esperando el día en que los políticos dejen los filtros de TikTok y se pongan los lentes de la realidad. * Vecinas, vecinos, nos leemos el lunes.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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