Néstor sigue creyendo que hay partido para rato. Lo que no aclara es si ese rato es de política o de terapia intensiva
¡Epa, vecinas y vecinos!
Miren nomás que el juego de las sillas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sigue y ya se nos andan quedando sin música, sin sillas… ¡pero con los mismos jugadores! Porque ahora resulta que Néstor Camarillo Medina, actual mandamás del priismo poblano, no descarta repetir cuatro añitos más al frente del glorioso (y cada vez más fantasmal) PRI en Puebla. Sí, leyeron bien: el senador —que también anda en Harvard, por cierto, porque hay niveles— está valorando si se queda otros años al frente del Revolucionario Institucional, ese partido donde cada elección se sienten menos y los que quedan se andan peleando los cachitos del pastel como si fuera el último tamal de la fiesta. Luego de que ayer habláramos de las intenciones de Delfina Pozos Vergara de comandar el tricolor en Puebla, Camarillo salió a decir que no es momento de levantar la mano. Que él, muy prudente, esperará a que la dirigencia nacional diga si hay prórroga o no. Porque como buen priista, espera su dedazo con disciplina institucional.
¡Faltaba más!
Lo que pasa es que a veces se nos olvida que el PRI es como un VHS: no funciona si no se rebobina y obedece. Mientras tanto, para no aburrirse, Néstor se va a echar una gira de 100 municipios en 100 días.
¿Propósito?
Quién sabe. Pero se oye importante.
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Lo más probable es que sirva para tomarse fotos con los tres priistas que aún no han renunciado y prometerles que ahora sí, en 2027, ¡van a arrasar! (con suerte, en la elección de delegado auxiliar). Y a quienes lo critican por su viaje a Harvard, Néstor les respondió fuerte y claro: “Yo no soy Noroña, yo sí pago mis viajes”. Y eso, vecinas y vecinos, es lo más PRI que se ha dicho en esta temporada.
Porque si algo les gusta más que mandar, es dejar claro que no son como los otros… aunque a veces se les parezcan tanto que hasta uno duda.
Pero ojo, que durante el reinado de Camarillo ya se le fueron en estampida varios exdiputados.
Casi parece que el PRI es ese restaurante vacío que fue famoso en los 90 y ahora sobrevive con dos meseros y el letrero de “próximamente nuevo concepto”. Aun así, Néstor sigue creyendo que hay partido para rato. Lo que no aclara es si ese rato es de política o de terapia intensiva. Así que no se extrañen si en agosto nos da la gran noticia: que después de profunda meditación en Harvard (y tal vez un hot dog en Boston), ha decidido sacrificarse por el bien del tricolor y seguir al mando.
Total, si el PRI ya es club de fans, no importa quién reparta las playeras. * Desde acá nuestro más sentido pésame al conductor de noticias, Carlos Martín Huerta, por el fallecimiento de su hija Diana Huerta Ramírez. No hay palabras de consuelo que alcancen para abrazar al periodista y a su familia en momentos tan difíciles, aunque la partida de Diana haya dado esperanza de vida a otras personas. Sí, así como lo lee. En un acto altruista y sumamente valiente decidieron donar los órganos de hija y, con este sensible acto, ayudaron a vivir a cuatro personas que estaban en la lista de espera.
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Según datos del IMSS Puebla, el 70% de las familias se niegan a la donación de órganos. Con tan solo una persona donante, se pueden salvar entre 7 y 8 vidas. En el IMSS San José (Puebla), la lista de espera para trasplante de córneas, hasta septiembre de 2024, era de 24; mientras que, para riñones, era de mil 600. Cada semana la lista de espera suma a 30 personas más. Descanse en paz, Diana. Que su ejemplo prevalezca y ayude a fortalecer la cultura de donación de órganos para brindar esperanza.
Nada más inspirador que eso. * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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