El caso es que Citlalli, en tono sereno, pero con los colmillos listos, pidió que se deje de jugar al ping pong con el expediente del feminicidio de Cecilia Monzón
¡Oigan, vecinas y vecinos!
En pleno 5 de mayo, la secretaria federal de las Mujeres, Citlalli Hernández Mora, salió a recordarle al Poder Judicial de Puebla algo que uno pensaría que viene en el manual básico de su chamba: que la justicia se aplica, no se pospone.
¡Claro!
Lo dijo con toda la cortesía de quien sabe que, si levanta demasiado la voz, a alguien le da gastritis institucional. El caso es que Citlalli, en tono sereno, pero con los colmillos listos, pidió que se deje de jugar al ping pong con el expediente del feminicidio de Cecilia Monzón. Recordemos que la activista y abogada fue asesinada en 2022, y desde entonces, lo único que avanza son las hojas del calendario. Eso sí, cuando se trata de giras, selfies legislativas o nombramientos, ahí si todos vuelan como colibrís en campaña. En el banquillo está Javier N., ex candidato priista a la gubernatura de Puebla, que hoy más bien parece extra en una serie de narcopolítica. Lo señalan como autor intelectual del crimen. También están Jair y Silvestre. La hermana de Cecilia, Helena Monzón, no ha parado de denunciar las maniobras legaloides que huelen a “dilación estratégica con aroma a impunidad”.
En otras palabras:
Los abogados de los imputados se han dedicado a hacer tiempo como si jugaran la final del Mundial en el minuto 89. Y mientras tanto, la justicia camina. Lenta. Con muletas. Y con un ventilador en la cara para justificar que no llega a tiempo.
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Citlalli fue diplomática, pero su mensaje no fue para adornar boletines: “Hay una deuda histórica con una activista”, dijo.
¡Y vaya que la hay!
No solo con Cecilia, sino con todas las mujeres que han sido silenciadas sin que pase nada más que una promesa y un moño violeta cada marzo.
¿Y el Poder Judicial de Puebla? Calladito. Como quien finge estar dormido para no lavar los trastes.
Porque sí, es un caso incómodo, porque incomoda al poder. Y aquí ya sabemos que la justicia, cuando tiene apellido político, se tarda más que la Línea 4 del RUTA. Citlalli ya dijo que están viendo todo, pero con respeto. Helena sigue exigiendo justicia con una entereza que humilla a cualquier funcionario tibio. Y el Poder Judicial… bueno, ese sigue con el expediente en una mano y el dedito en el ventilador.
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Porque si algo tenemos claro en esta vecindad, es que aquí la justicia no es ciega. Solo se hace la dormida. * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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