Porque sabemos que en política las decisiones no se toman antes… se maduran, como el aguacate en periódico. Aunque dejó claro que, si alguien hizo un “buen trabajo”, tiene todo el derecho de repetir
¡Vecinas, vecinos!
Esta columna no tiene parientes en el poder, pero sí memoria larga.
Y es que fíjense que el Partido del Trabajo, ese que siempre va de copiloto con Morena, pero a veces agarra el volante como si supiera manejar, acaba de salir a declarar que están en contra del nepotismo.
¡Ah! Pero eso sí, a favor de la reelección en 2027. Porque en la política mexicana uno puede repetir sin pena, siempre y cuando no traiga al primo, a la esposa, al sobrino y al perro del sobrino en la boleta.
José Luis Figueroa, el coordinador petista en el Congreso local, salió a decir que por ahora nadie en su bancada tiene la intención de reelegirse.
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Ajá.
Porque sabemos que en política las decisiones no se toman antes… se maduran, como el aguacate en periódico. Aunque dejó claro que, si alguien hizo un “buen trabajo”, tiene todo el derecho de repetir. O sea, no al nepotismo, pero sí al “yo otra vez, porque me salió bonito el primer turno”. Y mientras en el Partido del Trabajo (PT) le ponen moño ético a la reelección, en el Partido Acción Nacional (PAN) también se dieron su baño de pureza. Miguel Márquez, exgobernador de Guanajuato, se dijo en contra de que un alcalde deje el hueso a su señora o a su cuñado. Lástima que nadie le avisó al PAN poblano, donde Mario Riestra y su árbol genealógico completo han pasado por más cargos que una combi de ruta.
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¿Y qué decir de San Andrés Cholula, donde el edil dejó a su esposa el changarro? O Teziutlán, donde la hija del exalcalde ahora despacha como regidora. Si esto no es nepotismo, es una coincidencia con apellido compuesto. Pero tranquilos, que todo esto “no es bien visto”… aunque ahí lo siguen viendo. Y como si la política fuera una función de circo, donde todos cambian de sombrero, pero siguen en la misma carpa, lo que no deja de asombrar es la capacidad de nuestros partidos para indignarse por prácticas que llevan tatuadas en el ADN. Unos promueven leyes contra el nepotismo mientras se turnan el poder en la mesa familiar, y otros condenan el dedazo mientras practican el autodedazo. Así que ya saben, en la clase política, todos están en contra del abuso… excepto cuando les toca a ellos y a sus allegados. Entonces ya no es abuso, es continuidad con experiencia. * Vecinas, vecinos, nos leemos el lunes.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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