Lunes 18 de Agosto de 2025

¡Épale, vecinas y vecinos! 

 

Ahora sí, ya arrancó el proceso de renovación del Comité Directivo Municipal (CDM) del PAN en Puebla y, como era de esperarse, empezó con más show que fondo. 

Porque, claro, en la tierra del “cambio” azul, los registros de candidatos no se hacen con discreción: se hacen con porras, batucada, globos y gritos de: “¡Manolo, Manolo!”

Nada dice “institucionalidad” como entrar a tu registro con ritmo de carnaval de Río.

Por otro lado, Lupita Leal prefirió un registro más serio, pero eso sí, con porra gritona que le puso sazón: 

“¡Saquen las manos!”, “¡Fuera los de siempre!”, “¡No queremos nepotismo!”

 

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Y uno se pregunta: ¿nepotismo en el PAN? 

 

¡Qué calumnia! 

 

¿Cómo se les ocurre?

 

Mientras tanto, los discursos de ambos candidatos parecían copia-pega: 

Que la unidad, que recuperar la presidencia municipal en 2027, que sumar a todos, que hablar con Lalo Rivera para que les dé la bendición moral (porque, aunque se hagan los modernos, todo buen panista sabe que sin el “sello Lalo” no hay milagro azul).

Manolo Herrera llegó al CDM como si estuviera destapando su precampaña, acompañado de medio directorio de panistas reciclados, mientras Lupita Leal, en la sede estatal, sacaba músculo con figuras de la vieja guardia como Ana Teresa Aranda, que siempre aparece en cada novela panista.

 

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Y claro, ambos juran que no habrá guerra sucia.

Que aquí todo será limpio, como si estuviéramos hablando de una kermés escolar. 

Pero las porras ya sacaron los cuchillos: que nepotismo, que manos metidas, que los de siempre.

 

Uno diría que no están eligiendo dirigencia municipal, sino que están en plena contienda por la presidencia de la república.

El detalle es que la elección del CDM azul en Puebla huele más a pleito familiar que a proyecto político. 

Porque, en serio, vecinas y vecinos, la militancia podrá gritar que “va a hablar la base”, pero todos sabemos que al final quien habla es la dirigencia estatal… y de paso, la bendición que repartan los exalcaldes con nostalgia de poder.

 

Así que ya lo saben: el 7 de septiembre no se juega solo la dirigencia del PAN capitalino. 

Se juega también el espectáculo paralelo de quién arma la mejor batucada, quién trae la porra más gritona y quién consigue más selfies con las figuras (y figurines) blanquiazules.

Porque en el PAN poblano, la unidad siempre empieza con trompetas y termina con trompadas.

*

Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.

 

 

 

Acuérdense que el que se enoja pierde.

 

 

 

Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: lavecindad@elpopular.org