Lunes 13 de Octubre de 2025 |
¡Vecinas, vecinos!
Pues la presidenta Claudia Sheinbaum no solo llevó botas de lluvia a Huauchinango, sino que también se llevó la paciencia medida y el tono de mamá que llega al salón y pregunta por qué nadie ha entregado la tarea. “Usted me dice que sí trabaja y la gente dice que no. Y yo prefiero creerle a la gente”, soltó, sin anestesia, al edil Rogelio López Angulo, quien, por cierto, parece haber confundido “estar trabajando” con “estar presente en la foto”.
El regaño fue público, grabado y compartido en redes.
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Y hay que decirlo: hacía falta. Porque cada vez que el país se inunda —literal o metafóricamente— aparecen los políticos con botas limpias, discursos tibios y promesas de “ya se está atendiendo”, mientras las y los vecinos siguen sacando el lodo con cubetas y esperanza.
Lo de Claudia Sheinbaum no fue solo una llamada de atención local, fue un mensaje para todos los alcaldes y alcaldesas (de cualquier color) que creen que gobernar es subir historias de Instagram en zonas de desastre. Es también un recordatorio para su propio gabinete, que a veces confunde “empatía” con “pose institucional”. Porque el desastre no se gestiona desde la foto aérea ni desde el boletín de prensa, sino escuchando a la gente —esa misma a la que la presidenta prefirió creerle.
Y mientras el regaño llegaba, el edil seguía con la vieja receta del manual de excusas: “ya se está trabajando”. Pero cuando no hay drenaje, ni patrullas, ni presencia municipal, lo único que se trabaja es la paciencia ciudadana.
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El mensaje de fondo es simple, aunque incómodo: gobernar no es repartir culpas, ni disfrazarse de rescatista por un día. Es asumir responsabilidades, dar la cara y, sobre todo, no convertir la tragedia en pasarela política.
Así que sí, el regaño presidencial fue justo y necesario. Y si alguien más se sintió aludido, pues… probablemente era para ellos también. Porque entre tanto lodo, lo que más urge limpiar no son las calles, sino las costumbres de una clase política que solo se moja cuando la cámara está encendida. * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: lavecindad@elpopular.
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