| Jueves 30 de Octubre de 2025 | 
| ¡Vecinas, vecinos! 
 Miren ustedes que en Puebla, los desfalcos son como los aguaceros de octubre: todos dicen que los vieron venir, pero nadie tuvo la culpa cuando se inundó la casa. El caso de los 600 millones de pesos evaporados en Accendo Banco —ese agujero negro financiero del barbosismo— sigue dando de qué hablar, ahora con las y los diputados jugando a la memoria selectiva. Esta semana, la diputada de Movimiento Ciudadano Fedrha Suriano Corrales lanzó la frase que debería estar grabada en la entrada del Congreso de Puebla: “Ella no se mandaba sola.” Un clásico de la política mexicana, útil para desfalcos, moches, licitaciones dudosas o hasta para justificar al que se llevó el topper del refrigerador. 
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 Fedrha Suriano, hay que reconocerlo, al menos puso el dedo en la llaga y no en el micrófono. Pidió que se investigue no solo a María Teresa Castro Corro, la exsecretaria de Finanzas sancionada con una multa de 362 millones y una inhabilitación de 20 años, sino a toda la cadena de mando que le autorizó invertir dinero público en un banco que ya traía más focos rojos que un semáforo en huelga. 
 Y tiene razón. 
 María Teresa Castro no era una emprendedora independiente, era parte de un gobierno, de un equipo, de un estilo de gobernar que muchos todavía se resisten a llamar por su nombre: EL BARBOSISMO. Esa época donde la austeridad se predicaba con micrófono de oro y los recursos públicos parecían más líquidos que el propio presupuesto. Por supuesto, los exbarbosistas en el Congreso de Puebla salieron corriendo a deslindarse más rápido que un gato del agua fría. El diputado Julio Huerta, primo del fallecido exgobernador, aclaró que él “no trabajaba en Finanzas” cuando pasó todo, lo cual suena más o menos como decir que uno no se robó el pan porque estaba a dieta. Su compañero Andrés Villegas aseguró que ni militante del partido era la exfuncionaria —como si el dinero hubiera desaparecido por culpa del padrón de Morena y no del mal manejo de recursos. 
 Ahhh, pero cuando se trata de la oposición, el diputado Andrés Villegas muestra una determinación inusual y exige que se aplique la ley con todo rigor. 
 
 Del otro lado, el panista Marcos Castro pidió que las investigaciones lleguen “hasta las últimas consecuencias”. Hermosa frase, aunque en Puebla eso suele significar hasta donde no haya consecuencias. El gran problema, vecinas y vecinos, es que este capítulo no es una anécdota aislada, sino una postal del sexenio más opaco, autoritario y arrogante que ha tenido Puebla en años. El barbosismo dejó un legado de lealtades rotas, funcionarios amnésicos y recursos desaparecidos. 
 Y ahora que el barco se hundió, todos juran que solo estaban de visita. Así que sí, diputada Fedrha Suriano, tiene toda la razón: ella no se mandaba sola. Pero el resto del coro tampoco cantaba gratis. Y mientras las investigaciones avanzan a paso de desfile, el dinero —ese sí— parece haberse ido en primera clase a ningún lugar. En esta vecindad ya sabemos que en Puebla, los responsables nunca se mandan solos… pero siempre terminan muy bien acompañados. * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana. 
 
 
 Acuérdense que el que se enoja pierde. 
 
 
 Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: lavecindad@elpopular. | 
 
					   
					