Me quitó todo eso que tenía: Don Chuy, bolero al que Covid-19 golpeó

El sector informal que tuvo que ingeniárselas por salir a vender y ofertar diversos productos para llevar el sustento a sus hogares.

La emergencia sanitaria por Covid-19 no se tentó el corazón a la hora de golpear; desde arrebatar la salud y miles de vidas hasta frustrar planes a largos, medianos o corto o plazo. Tampoco se fijó en clases socioeconómicas: se llevó todo por igual. 

Comercios grandes, pequeñas y micro empresas tuvieron que cerrar sus puertas por la crisis económica que generó la pandemia. 

Sin embargo, también quedó el sector informal que tuvo que ingeniárselas por salir a vender y ofertar diversos productos para llevar el sustento a sus hogares. 

Uno de los sectores afectados fue el de los boleros, labor que desempeña Jesús Otáñez, quien merodea el Centro Histórico en busca de un cliente que desee darle limpieza a su calzado. 

Para Don Chuy, la pandemia le hizo evolucionar en diferentes ocasiones, ya que él antes del arribo del virus procedente de Wuhan, era un hombre “todólogo”, pues reparaba tuberías, sistemas electrodomésticos, automóviles y también boleaba zapatos. 

Cuando Covid-19 arribó a Puebla, hace prácticamente un año, tardó aproximadamente cuatro meses en perder esas fuentes de ingreso económico y solo se quedó con su cajón de boleado. 

“Yo era un hombre trabajador. Digo era porque antes pues si le hacía de a todo, y era bueno hasta eso, pero con este bicho todo se fue al carajo. Me quitó todo eso que tenía, mucho o poco pero se lo llevo. Hoy solo tengo mi cajoncito, tres hijos y una mujer que mantener”.

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Para Don Chuy hubo una época, precisamente entre julio y octubre del año pasado, donde intentó entrar al mundo de la comida, su esposa cocinaba y él salía a vender, pero tampoco dio frutos. 

“Le dije a mi esposa que se hiciera comida. A ella le queda muy bien eso. Yo intenté salir a vender su comida, pero nada. Si uno que otro compraba pero no dejaba tanto”. 

Actualmente sobrevive con el ingreso de ser bolero en el Centro Histórico, que contó, a veces no rebasa los 100 pesos diarios. Aunado a su esposa, que intenta seguir en el negocio de la comida. 

“Llevo ya hasta ahora como cinco años siendo bolero, pero por el momento no me deja tanto ni me alcanza para comer bien. Saco 70 pesos a veces solamente, ya te imaginarás. Mi esposa también hace el intento de vender comida pero nada más no”.

Don Chuy se coloca en la 16 de septiembre y la calle 5 Poniente, en uno de los escalones que se ubican en esa zona.

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