La guerra en Ucrania y la amenaza nuclear rusa

Fuera de las fronteras ucranianas, la tensión entre Occidente y Rusia no deja de crecer, como no había ocurrido desde la segunda guerra mundial

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Mientras que, en Gómel, Bielorrusia, el Kremlin espera la respuesta de Kiev respecto a las negociaciones del alto al fuego en Ucrania, los bombardeos y refriegas no cesan, al igual que el número de víctimas mortales, heridos y desplazados, a ya casi una semana de iniciadas las hostilidades.

Fuera de las fronteras ucranianas, la tensión entre Occidente y Rusia no deja de crecer, como no había ocurrido desde la segunda guerra mundial. Esto al grado de que al final de febrero, Vladimir Putin, presidente de Rusia, ordenó a las "Fuerzas de disuasión" (que incluyen la operación de sus ojivas nucleares) estar en modo de alerta máxima como respuesta a las sanciones "ilegales" y las declaraciones agresivas hechas por mandatarios de países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Lo dicho por Putin no es nuevo. Ya al inicio de la invasión a Ucrania envió un mensaje a los miembros de la OTAN diciéndoles que, si intervenían en el conflicto, verían "consecuencias más graves de las que ninguno de ustedes ha visto jamás en la historia". A pesar de ocultar en el discurso el tema de las armas nucleares, es clara la referencia a las consecuencias del uso de las mismas. Las naciones han dado un paso más hacia la guerra nuclear. ¿Pero qué tan cerca estamos de que ocurra realmente?

 

 

¿Está justificada la amenaza de Putin?

Según el boletín de Científicos atómicos, Rusia cuenta con 4,500 ojivas nucleares y Estados Unidos con 5,500. Entre los países miembros de la OTAN suman 595 más. De las 4,500 armas rusas, 812 están en misiles balísticos intercontinentales. Esto significa que ya están listas para lanzarse. Se supone que, a partir de la orden dada por Putin, las fuerzas armadas de Rusia sacarán a sus bombarderos de los hangares y los cargarán de bombas, aunque eso no significa que tengan la orden de atacar. También, los submarinos nucleares dejarán sus puertos para realizar "ejercicios de entrenamiento". En cuanto a los misiles intercontinentales que se encuentran en distintos silos, estos siempre se encuentran listos para ser disparados, pues son la base fundamental de la estrategia de destrucción mutua asegurada que siguen Rusia y Estados Unidos desde la Guerra Fría.

La respuesta de Estados Unidos y la OTAN afortunadamente hasta ahora ha sido contenida. Si bien las sanciones a Rusia y el apoyo a Ucrania han aumentado, los países pertenecientes a la organización no han replicado la jugada de Putin y no han decidido poner en movimiento sus instalaciones nucleares.

De acuerdo con el New York Times, varios asesores de seguridad de la administración norteamericana de Biden explican que la respuesta agresiva de Putin no se corresponde con la realidad y es totalmente desproporcionada. Y es que, de acuerdo con el propio Putin, que en 2019 dio una entrevista para la cadena americana NBC, sólo hay dos razones para que Rusia despliegue sus ojivas: si Rusia recibe un ataque nuclear por parte de otra potencia o si la supervivencia del Estado ruso está en riesgo. Dadas las condiciones actuales, ninguna de las dos situaciones está cerca de ocurrir.

Las opiniones sobre el comportamiento de Putin son diversas. Algunos analistas consideran que el líder ruso está fuera del contacto con la realidad, e incluso llegan a catalogar sus últimos discursos como "delirios". Otros piensan que son meros ejercicios de retórica que ya el mundo ha visto en crisis nucleares pasadas, como la de Cuba o la de la guerra entre Pakistán e India en 1999, e incluso en 2017, cuando el ex presidente estadounidense, Donald Trump, y Kim Jong-un, líder norcoreano, sostuvieron un agresivo intercambio verbal en el que Trump llegó a amenazar a Corea del Norte con "fuego y furia, como el mundo no ha visto jamás".

 

 

¿Pero, en el aparentemente lejano caso de que Rusia use sus armas nucleares, qué pasaría?

Expertos en armas nucleares de la Universidad de Princeton estimaron que un conflicto nuclear entre Estados Unidos y Rusia, dejaría en apenas horas 34 millones de muertos y más de 57 millones de heridos. Por su parte, Owen Brian Toon, profesor de Ciencias atmosféricas por la Universidad de Colorado Boulder, experto en los efectos de ataques nucleares, estima que, si la guerra nuclear entre la OTAN y Rusia explotara, morirían 400 millones de personas a consecuencia de los ataques. Peor aún, una guerra nuclear como la descrita por Toon, traería consigo una inmensa nube de gases radioactivos que cubrirían la atmósfera de nuestro planeta por años y precipitarían las temperaturas a niveles aún más bajos que la de la última glaciación. Es decir, los efectos serían globales. La producción de alimentos sería imposible. En cuestión de meses, el 90% de la población moriría de hambre.

 

 

Tomemos un respiro y seamos objetivos

Hasta ahora hemos visto que, a pesar de la retórica agresiva, es poco probable, al menos hasta este momento, que se dé una guerra nuclear a gran escala. Desde Washington, el Pentágono afirma que no ha apreciado movimientos concretos después de que Putin pusiera en movimiento sus fuerzas de disuasión. Por ahora, parece que es una "táctica diplomática". Lo que sí podríamos estar viendo una escalada en la proliferación de armamento nuclear, al echar por tierra los lentos progresos ocurridos en esta materia en las últimas décadas. Por ejemplo, deteniendo los tratados y programas destinados a eliminar el armamento nuclear, como lo hecho por Donald Trump en 2019.

Si bien es poco probable que estalle la Tercera Guerra Mundial, o que se dé una Guerra nuclear, la tensión actual no augura nada bueno para Europa y Rusia. Si acaso, una nueva carrera armamentista. Alemania, por ejemplo, ha anunciado un aumento de 100 mil millones de euros en su gasto de defensa. "Con la invasión de Ucrania, estamos en una nueva era. El jueves, el presidente Putin creó una nueva realidad con su invasión. Esta nueva realidad requiere una respuesta clara”, declaró Olaf Scholz, nuevo canciller de Alemania. 

Por ahora no habrá un conflicto mundial o nuclear, pero sí estamos mucho más cerca, que las últimas tres décadas, de una catástrofe sin precedentes.

Con información de Preguntas Incómodas