7 de cada 10 visitantes en los penales son mujeres; el castigo también es para ellas

La lejanía, el costo económico, las situaciones de abuso y corrupción es el precio a pagar de las mujeres al visitar a sus familiares en los ceresos

Las cárceles poblanas no sólo carecen de condiciones dignas para los hombres y mujeres privados de su libertad, sino también para quienes les visitan. La lejanía, el costo económico, las situaciones de abuso y la corrupción rebasan los límites de los penales en todo el país, y de nuevo, son las mujeres quienes pagan más alto este precio. 

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo realizado en 2013 (no existen datos actualizados) señaló lo que hasta ahora continúa: Más del 70% de las visitas a los centros penitenciarios son mujeres.  

Que las mujeres asuman, una vez más, las responsabilidades de cuidado, en este caso de sus familiares privados de su libertad, también implica que sus gastos aumentan, pues no sólo pierden el ingreso que esta persona aportaba, sino que tendrán que mantenerlos mientras cumplen su condena: pagarán suministros de higiene, comida y hasta sobornos durante sus visitas, además de mantener al resto de la familia y costear los traslados al penal. 

En ese sentido, entre más lejos vivan y más marginales sean su contextos, mayor será la dificultad de sostener esa responsabilidad.

“La mayoría de los presos son hombres, y son mujeres quienes por distintas razones asumen el costo económico, de salud y personal del encarcelamiento de ellos. Al no tomar esto en cuenta, el Estado elige un modelo penal que margina, empobrece y castiga indebidamente a millones de mujeres”, se lee en el estudio.

En contraste, el informe también concluye que mientras son las mujeres quienes más asisten a las visitas en los penales, las mujeres privadas de su libertad son quienes tienen los mayores porcentajes de abandono estando presas, pues al menos 7 de cada 10 termina en una situación de abandono que incluso se extiende a cuando son puestas de nuevo en libertad. 

En medio del ambiente vacío de la mañana, el equipo de El Popular, periodismo con causa acudió a las instalaciones del CERESO Puebla, también conocido como el penal de San Miguel, para  dar cuenta de los testimonios de algunas mujeres que acudieron a visitar a sus familiares. 

A simple vista, la mayoría de visitantes son mujeres. Ellas tienen que llegar desde la madrugada para formarse y poder ingresar horas más tarde. Hay quienes incluso se quedan a dormir ahí para ser las primeras en entrar.

"Debería venir en la noche o a las 3 o 4 de la madrugada para que vea cómo es que se vienen a formar para entrar temprano" compartió doña Bety, una de las vendedoras que se encuentra fuera del penal.

El proceso para ingresar es muy difícil, pues como relató una visitante que prefirió no decir su nombre, "piden muchas cosas para poder entrar, por ejemplo, piden unos análisis clínicos para la visita íntima. Tienes que venir con una ropa que a ellos [las autoridades] les parezca porque si no te regresan a que te cambies, no puedes traer colores oscuros como negro o café porque se puede uno confundir con los que están adentro. O te piden que la comida venga en recipientes transparentes para que puedan revisar todo".

Esta mujer había viajado desde Ciudad Serdán y había estado formada desde las seis de la mañana. A pesar de lo que implicó haber llegado hasta ahí, no la dejaron pasar porque iba acompañada de su hija menor de edad y los jueves no se le permite la entrada a menores. Ella la llevaba porque no había conseguido que la ayudaran para cuidarla mientras ella venía a San Miguel. 

También podría interesarte: Reportan desaparecida a Diana Guadalupe Peña Calvillo en el Estado de México

La vendedora Bety, además, se expresó para dar a entender que las revisiones para entrar eran demasiado invasivas. "Lo que usted se imagine que les hacen cuando las revisan para entrar, súmele lo peor".

Por último, un custodio accedió a relatar su testimonio de manera anónima. "Sería un suicidio decirles todo lo que pasa aquí", sentenció para argumentar que no podía explicar a detalle todo el proceso que deben seguir las mujeres visitantes para entrar. 

Según el elemento de seguridad, no sólo las o los reclusos viven en malas condiciones dentro del penal, sino que también el personal tiene que arreglárselas con lo que les toca. 

“Hasta apenas fue que recibimos un aumento de salario. No se nos aumentaba desde la administración de Marín. A los Ceresos los tienen en el olvido, solamente se acuerdan de nosotros cada vez que pasa algo, como hace un año", contó el guardia, refiriéndose al caso del bebé hallado en San Miguel.

  • URL copiada al portapapeles