Jueves 16 de Octubre de 2025

¡Vecinas, vecinos!

 

A ver, a ver, pongamos las cosas en su justa dimensión y es que en Xicotepec no se escapó un tigre, se escapó el sentido común.

El pobre felino —que acabó muerto y embarrado entre ramas— se convirtió en símbolo involuntario del desastre que ocurre cuando se mezcla una tormenta con un zoológico mal cuidado y un alcalde que cree que “protección animal” significa ponerle pañal a un changuito para tomarse una selfie.

 

Miren ustedes que el Parque Animalia, propiedad del presidente municipal Carlos Barragán Amador, lleva años entre rumores y denuncias por maltrato animal, pero como suele pasar en Puebla, nada es realmente un escándalo hasta que hay un cadáver de por medio.

 

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Y ahora, con el tigre de bengala ahogado en una poza de agua sucia, el tema volvió a rugir.

 

Barragán, quien además de alcalde parece considerarse una especie de influencer de la fauna, ha presumido en redes crías de todo tipo: tigres, changos, leones, cerditos, todo con filtro cálido y de “amor por los animales”.

Pero lo que varios colectivos denuncian —y que Olimpia Coral Melo ya ha dicho sin pelos en la lengua— es que detrás del zoológico hay una granja de selfies donde los cachorros son explotados hasta que dejan de ser rentables… y después, simplemente desaparecen.

 

Porque claro, mientras haya turistas dispuestos a pagar por la foto con un tigrito, habrá funcionarios encantados de montar el circo.

 

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El parque, por cierto, está en una zona de alto riesgo, junto a un gasoducto y al margen de un río que se desborda cada temporada. Pero a nadie pareció importarle hasta que las lluvias lo hicieron evidente.

Es decir, no solo es un zoológico con animales enjaulados: es un zoológico en jaque.

Si se revisa bien, el verdadero espectáculo no está en las jaulas, sino en la impunidad con la que los políticos convierten cualquier tragedia en un acto de relaciones públicas.

 

El tigre murió intentando escapar del encierro. Y eso, simbólicamente, nos dice todo: en Puebla, hasta los animales saben cuándo hay que huir.

*

Vecinas, vecinos, nos leemos mañana. 

 

 

 

 

Acuérdense que el que se enoja pierde.

 

 

 

 

Les dejo mi correo por si quieren chismear más a gusto: lavecindad@elpopular.org