Covisopes, dinoquesadillas, pan y memelas del socavón: el menú viral del emprendimiento ante la adversidad

Ante la crisis sanitaria y económica, la necesidad de supervivencia anima al emprendimiento creativo y dispara el marketing viral.

La comida es un elemento cotidiano muy incrustado en nuestra identidad. Por ello y en el contexto de la pandemia, no es inesperado que incluso la cocina haya sido alcanzada por el COVID-19 y otros fenómenos virales de internet como el socavón de Puebla, los dinosaurios de Coahuila e incluso la costumbre chilanga de meter lo que se les ocurra en un bolillo. 

Ha sido el marketing viral involuntario, un “de boca en boca” virtual, el responsable de popularizar platillos como el recientemente descubierto “Covisope”: un sope en forma de bacteria de COVID que ha llamado la atención de los internautas desde foros como Reddit y aún de origen desconocido. También se habla en estos tiempos sobre otros manjares, como el sabor viral de los Tacovid en Guanajuato, las memelas y el pan del Socavón acompañado de helado, referentes al accidente geográfico de Puebla, o las dino-quesadillas de Coahuila, tierra en donde abundan los fósiles e incluso todas aquellas comidas virales que aparecen en plataformas como Tik-Tok. 

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Y es que la necesidad es la madre de la creatividad, ya que que vivimos épocas en las que millones nos hemos visto sorprendidos por las dificultades que surgen de las crisis sanitaria, social y económica actuales que nos llevan explotar nuestra inventiva y hacer lo necesario para poder sobrevivir a través del emprendimiento. Tal ha sido el caso de los creadores de estos platillos tan peculiares, quienes vieron su mundo cambiar al llegar la pandemia, al perder sus empleos e incluso en el momento en que la tierra se abrió bajo sus pies. No hubo otra opción que innovar ante la adversidad. Fue cuestión de que las imágenes empezaran a circular a través de las redes sociales y la magia del humor, el genio y los algoritmos hicieron lo suyo.

La comida y las comunicaciones han cambiado y lo seguirán haciendo ahora, en el inicio de la tercera ola de contagios de COVID. Al haber grandes cambios de hábitos de consumo derivados de las restricciones sanitarias, hubo ajustes considerables en los sectores económicos. Por ejemplo, los negocios de comida a domicilio crecieron en 60% durante la pandemia, suavizando la caída del sector restaurantero.  Aunque en un país en el que 2 de cada 3 negocios nuevos no llegan a los cinco años de vida, el emprendimiento es una apuesta arriesgada y desigual. Pero con ingenio y persistencia, ninguna puerta permanece cerrada. 

Mientras las circunstancias nos lo exijan, la única opción es “hacer leña del árbol caído”. Mantener la vista en los sucesos que nos rodean y afectan para así quizá poder aprovechar de algún modo lo que al principio nos pueda causar incertidumbre y convertirlo en una oportunidad de crecimiento. Quizá en algún momento y con suerte, nuestros productos sean el próximo gran hit viral. 


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